El mármol aguanta todo. Los paredones del Capitolio Nacional se han convertido en el mejor búnker para repeler críticas, que surgen en contra de casi la totalidad de los 268 parlamentarios de Senado y Cámara, quienes durante este cuatrienio siempre estuvieron en el ojo del huracán político.
La situación no es del todo gratuita, como lo advierten analistas, ya que no en vano las encuestas ponen al Congreso en un cuarto oscuro, del que nadie quiere saber, que todos critican y que muy contados aprueban. Es un organismo que se mantiene en índices negativos.
Sin embargo, en el cuatrienio que terminó, los balances tienen diversos matices debido a que hay sectores que rescataron el trabajo del Legislativo, pero otros recuerdan los escándalos y episodios oscuros que caracterizaron al saliente Congreso.
El senador de Opción Ciudadana, Édgar Espíndola reconoció el trabajo del Congreso y aseguró que cumplió con la expectativa que tenía el país sobre él. “Respondió a las exigencias que pidieron, en su momento, el Gobierno y los ciudadanos”, aseguró.
En este mismo sentido se pronunció el exviceministro de Justicia, Guillermo Francisco Reyes, quien dijo que “si bien el último periodo se vio afectado por las elecciones, el Congreso cumplió un papel importante al aprobar leyes y reformas que eran clave para el país”.
Entre tanto, el presidente de la Cámara de Representantes, Hernán Penagos, resaltó el papel de la Unidad Nacional, de la que dijo que “sin el trabajo de esta coalición no se hubiera podido sacar adelante esos proyectos, en diferentes materias, que le dieron al Presidente una base de su gobernabilidad”.
De hecho, el ministro del Interior, Aurelio Iragorri, cuantificó los resultados del Congreso y, en un comunicado, aseguró que reconocía que se hubieran tramitado más de “325 leyes que permitieron convertir a Colombia, durante el gobierno del presidente Santos, en un país más equitativo, más seguro, más social y más próspero”.
Iragorri dijo que de este número de normas, 165 son de iniciativa gubernamental y 160 de origen parlamentario. Para esto, señaló que durante el último período, que culminó el viernes, se tramitaron 77 proyectos, 30 de ellos del Ejecutivo.
A su turno, el presidente Juan Manuel Santos resaltó la labor del Congreso del que dijo que “si hace uno un balance del número de leyes que han sido aprobadas en estos cuatro años, y hace uno un análisis, no solamente de la cantidad sino de la calidad, la verdad es que el Congreso de la República trabajó y trabajó con mucha eficiencia y eficacia”.
Santos manifestó además que “son leyes que les han dado a los colombianos más garantías en el respeto a sus derechos” y “leyes progresistas, leyes que el mundo entero las está señalando como un ejemplo”.
No obstante a la visión del Gobierno frente al Legislativo, algunos sectores de opinión consideraron que este Congreso fue especialmente protagónico en el tema de los escándalos y que registró serios problemas de institucionalidad que lo llevaron, incluso, a que se hablara de revocarlo.
En este sentido, el analista Fernando Giraldo dijo que el balance del Congreso es “muy precario porque no fue capaz de sacar adelante reformas clave para el país”.
Añadió que no se puede desconocer que también fue “un Congreso cuestionado, porque muchos de sus miembros tienen procesos penales, disciplinarios y de pérdida de investidura”.
Giraldo recordó además que existen muchos parlamentarios sobre quienes hay muchas dudas de sus posibles relaciones con grupos ilegales, muchos de los cuales fueron reelectos o colocaron familiares para que ganaran la curul que ellos ostentaban.
LO MALO
El Congreso que salió se caracterizó por los escándalos, los procesos penales, disciplinarios y de pérdida de investidura.
Dentro de los escándalos, el que más recuerdan los analistas es el de la conciliación de la Reforma a la Justicia, la cual tuvo que ser archivada debido a que los parlamentarios estaban legislando en causa propia y establecían una serie de beneficios que los blindaba ante los procesos penales y disciplinarios.
También se recuerdan la falta de voluntad política para aprobar la reforma a la salud, a la educación y la actualización del Código Electoral.
Así mismo remembraron episodios como el del presidente Juan Manuel Corzo, quien aseguró que el dinero que ganaba no le alcanzaba para la gasolina de su camioneta.
Pero los temas no quedaron ahí. En este Congreso se estrenó la figura de la Silla Vacía, que consiste en que un congresista que sea cobijado con medida de aseguramiento y que pierda su investidura no se reemplaza.
La figura fue estrenada por el expresidente del Congreso, Javier Cáceres, quien fue condenado por la Corte Suprema dentro del proceso de la parapolítica. A su lado, cuatro congresistas más no tuvieron reemplazo, se trató de los senadores Fuad Emilio Rapag, Dilian Francisca Toro y Piedad Zucardi, así como el representante Carlos Alberto Escobar.
En estos cuatro años 22 congresistas perdieron su curul y los casos más recordados fueron Piedad Córdoba por Farcpolítica y Eduardo Carlos Merlano, que perdió la curul por tráfico de influencias.
LO BUENO
Para los analistas, el Congreso tuvo dos primeros años intensos de trabajo, en los cuales le entregó al presidente Juan Manuel Santos las herramientas legales para su gobernabilidad.
El exviceministro Guillermo Francisco Reyes aseguró que lo más positivo fue que el Congreso aprobó todas las normas para garantizar la paz en Colombia y recordó que de allí salieron temas como “el marco legal para la paz, el referendo para la paz, la ley de víctimas y de restitución, entre otras que entregaron todo un marco legal para reforzar los diálogos de La Habana”.
Por su parte, Hernán Penagos resaltó la agenda económica que aprobó el Congreso y dijo que del Legislativo fueron aprobadas “la reforma a las regalías, la reforma tributaria, el estatuto anticorrupción, entre otras que le han aportado mucho a la sociedad en la búsqueda de la equidad”.
Dentro de las leyes que más se destacaron se encuentran: Prórroga del 4 por mil para beneficio del sector agrícola; sanciones contra conductores ebrios; Ley de infraestructura; eliminación de la elección del Parlamento Andino; Código de extinción de dominio; Ley ‘José’; beneficios para discapacitados; Reforma al Código Penitenciario y Carcelario.
Así mismo fueron aprobadas la reestructuración del Estado, que acabó con la fusión de los ministerios; ley de pequeñas causas; ley de transparencia y acceso a la información; eliminación de la Comisión Nacional de Televisión; ley de vivienda; Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico y la ley de patrimonio cultural sumergido.
LO FEO
Además de los escándalos que caracterizaron al Congreso, para algunos sectores los elementos más negativos tuvieron que ver con el ausentismo de los parlamentarios.
Hubo casos como el senador Fuad Char, quien completó 30 días hábiles y laborales sin presentarse al Congreso; o como la senadora Karime Mota, quien se ausentó por más de 15 días laborales en 6 meses de trabajo legislativo.
No obstante a que las inasistencias eran evidentes y que las excusas médicas o de otra índole no llenaron los requisitos, en el Congreso no reposa una sola sanción de descuento de los días no laborados en contra de un solo congresista.
De hecho, el mismo presidente de la Cámara, Hernán Penagos, reconoció que el ausentismo fue alto, pero “este fue igual a como ha ocurrido en los anteriores congresos”.
Adicional a los hechos de ausentismo, otro elemento que generó inconformismos fue la presión que ejercieron los congresistas cuando el Consejo de Estado acabó con la prima de salud y localización que les representaba una disminución de 7,8 millones de pesos en su salario.
A esto, el presidente Juan Manuel Santos, en octubre de 2013, firmó un decreto en el que les aumentó los salarios a los congresistas y les creó una prima especial.
Solamente los congresistas, Juan Lozano, Camilo Romero, Iván Cepeda y Ángela María Robledo renunciaron a la prima y anunciaron que la iban a donar a fundaciones, al salir al paso de las críticas por los beneficios económicos de los parlamentarios.
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