Cuando Luis Eladio Pérez, asuma como embajador de Colombia en Venezuela tendrá a su cargo velar por los intereses de una colonia de 5 millones de colombianos y dirigir 15 consulados. En la Embajada de Perú, vela por una colonia de 70.000 personas y tiene a su cargo dos consulados y 46 funcionarios.
Aunque le agradece al presidente Juan Manuel Santos la oportunidad que le dio de volver a sentirse útil y dejar de ser reconocido solamente como un "exsecuestrado", no dudaría en abandonar la embajada si el Ejecutivo le pide hacer un aporte al proceso de paz con las Farc en La Habana.
Eso sí, insiste en que tiene la capacidad para el cargo diplomático que le fue encomendado porque antes de su plagio, el 10 de junio de 2001, fue senador 14 años, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, autor de la Ley de Fronteras y de las Zonas Económicas Especiales. "Hice una cantidad de cosas en el Congreso en referencia a este nuevo concepto de lo que es una embajada".’
De ahí la molestia que sintió cuando luego de que se difundiera su nombramiento en Venezuela, en algunos sectores se puso en duda si estaba cuerdo, si tenía síndrome de Estocolmo, si había sido más amigo del expresidente Hugo Chávez que de Colombia y hasta de su "favoritismo" hacia la guerrilla de las Farc.
Uno pensaría que la embajada en Perú es relativamente tranquila, ¿cuál es su balance?
"Eso pensaba yo cuando llegué. Pero además de la embajada está la responsabilidad de la representación de Colombia ante Unasur, la Comunidad Andina y la Alianza del Pacífico, que es la gran apuesta del Gobierno. Recibí una embajada con problemas de interinidad por la salida de Jorge Visbal (procesado por parapolítica). Lima es un referente de todas las reuniones multilaterales, bilaterales, todas las semanas tengo ministros que vienen de Colombia. Tengo 46 funcionarios con los que trabajamos 12 horas diarias, en todos los temas. Perú es el tercer país de destino de las inversiones colombianas. Ya estamos cercanos a los 9.000 millones de dólares en inversión colombiana. Aquí están Ecopetrol, ISA, la Compañía Nacional de Chocolates, Fabricato, Coltejer, el Ingenio Manuelita, Bancolombia, Conalvías, Alpina; muchas empresas que son reconocidas en Colombia".
Recientemente tuvo que poner la cara por incidentes que se habían presentado con colombianos en Perú...
"Se han presentado algunos problemas que involucran colombianos. Hay un fenómeno grande con los préstamos gota a gota, el narcotráfico. La prensa empezó a estigmatizar a los colombianos, se comenzó a generar un cuadro de xenofobia. Tocó hablar duro. Pensé que me iban a echar del Perú. Se han calmado mucho y las reacciones fuertes se aplacaron, pero en el imaginario de la gente quedaba solo la mala imagen de los colombianos porque se estaba pasando la serie de Pablo Escobar. La gente hilaba lo uno con lo otro. Viene una mujer bien a trabajar a Lima y hay problemas para que le alquilen un apartamento porque piensan que se va a dedicar a la prostitución. Lo mismo un muchacho joven, pues piensan que se va a dedicar al narcotráfico".
El Gobierno ya fijó unas prioridades para atender en Venezuela: el contrabando, el respaldo a los comerciantes, el combate al narcotráfico y, además, está el tema de las Farc...
"En Venezuela voy a encontrar un sinnúmero de situaciones. Sé que hay sectores que no han recibido bien mi nombramiento y eso para mí aumenta la responsabilidad porque no puedo defraudar la confianza del Presidente ni de la Canciller (María Ángela Holguín )".
¿Su designación en Venezuela tiene que ver con la experiencia en temas de comercio que acumuló en Lima o por su interés en el tema de la paz y lo que representa ese país en la negociación con las Farc?
"Me sentiría el hombre más feliz si fuera por el aporte que pueda hacer al proceso de paz, porque como víctima siento que tengo mucho que aportar. En lo primero es en dar el ejemplo de perdonar. Aclaro que sobre ese tema no he tenido ninguna conversación, no sé si ese fue el criterio del Presidente".
Si estando en Venezuela como embajador se da la posibilidad de hacer parte de una mesa de víctimas en los diálogos de La Habana, ¿participaría?
"A ojo cerrado. Si algo sueño en mi vida es que ningún colombiano sufra lo que nos tocó padecer a nosotros. Que ninguna familia se vea empañada por un derramamiento de sangre. Si el Presidente considera que como víctima le puedo contribuir en el tema en La Habana, más se demora en decirme que yo en estar cogiendo un avión. Si eso implica dejar la embajada, lo que sea, lo haría con el mayor de los gustos. Esa es la prioridad que debemos tener todos".
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