La presidente de ACOPI, Rosmery Quintero, dijo este lunes en Barranquilla que ve viable tener un salario mínimo por regiones, pero que también se le busque beneficios a aquellos trabajadores que tengan un buen desempeño laboral, pero que ese aumento no de hacer parte de la carga impositiva que se coloca a las empresas.
“Desde Acopi consideramos que así como el Banco de la República está haciendo una propuesta para tener salarios mínimos según el desempeño de las regiones o de los departamentos, también consideramos que hacemos un análisis de la media de los salarios que priman en el país, debemos crear un techo máximo para incrementarle mayor beneficio al trabajador”, dijo Quintero.
A reglón seguido manifestó que “sí hoy tengo un trabajador que gana un salario mínimo, pero por buen desempeño él amerita que se le aumente hasta dos salarios mínimos, yo como empleador le pague los dos salarios mínimos, pero solo cotice al sistema de seguridad social hasta un salario mínimo. Es decir, que el otro salario que le estaría aumentando no debe cotizarse”.
Sostiene que lo anterior se debe a que hay muchos factores que se deben tener en cuenta: “tenemos un sistema de salud ineficiente y con muchos recursos que uno le está dando y ellos no han logrado la eficiencia, pero tenemos una fuerza laborar que en la medida tenga un mayor ingreso está mejorando las capacidades consumo y eso aumenta los resultados económicos”.
Sostuvo que si se diera una mayor flexibilidad en la contratación laboral formal, “estamos seguros que tendríamos capacidad de pagar mejores salarios que los que actualmente estamos pagando y eso lo mencionamos porque en el estudio que hicimos de costos no salariales, hay una pérdida porque prácticamente hay un gran porcentaje que está entre un 50% y un 56% de los costos no salariales, que vale la pena revisar”.
“Desde ACOPI consideramos que el salario mínimo no es una medida confiable para medir mejoramiento de la calidad de vida de las personas de menores ingresos, y por el contrario puede estar desincentivando la formalización empresarial y laboral y la creación de empleo”, indicó.
Manifestó que de acuerdo al análisis realizado por el Banco de la República “existe un efecto positivo y significativo del salario mínimo sobre la informalidad y el desempleo, efecto que se aumenta si se tiene en cuenta los costos no salariales, los cuales contribuyen a aumentar la ocupación informal”.
Aseguró que la investigación que se hizo desde ACOPI en 2015, llegó a la conclusión de que “los costos no salariales como (Aportes a salud, pensión, ARL, Cesantías, Primas, parafiscales, vacaciones, auxilio de transporte, incapacidades, periodo de prueba, etc.) afectan la tasa de desempleo y la formalidad”.
EFECTO EN LAS EMPRESAS
Agregó que de acuerdo a las mediciones realizadas por el Banco de la República, en los últimos diez años el salario mínimo en el país ha oscilado entre el 85% y el 90% del salario mediano ($819.685 aproximadamente, con base en el salario vigente) y el 58% y el 68% del salario que gana el 70% de la población asalariada ($1.084.000). Además, al comparar la relación entre el salario mínimo y el mediano de Colombia con la de los países de la OCDE, encontrando que en nuestro país este valor es superior (86%) que, en países como España, Estados Unidos, México, Japón y República Checa, para los cuales el salario mínimo sólo representa el 40% del salario mediano.
Si esta relación reflejara la productividad laboral de la mano de obra menos calificada con respecto a la productividad mediana, este resultado significaría que la mano de obra menos calificada en Colombia es mucho más productiva que la de Estados Unidos, “sin embargo, al comparar la productividad laboral en los mismos países, la de Colombia es la más baja de todas, estando muy por debajo del promedio de todos los países (57.600 dólares), lo cual explica las altas tasas de informalidad del país cuando es comparado con Chile o México”.
De acuerdo al análisis realizado por los investigadores del Banco de la República para el grupo de las áreas urbanas en las 23 ciudades, ante un aumento del 1% en el salario mínimo, la informalidad laboral aumenta 0,18%, mientras que los costos no salariales la incrementan en el 0,11%.
“Este valor va directamente relacionado con los resultados del estudio de ACOPI, el cual evidencia que un aumento del 1% en los costos no salariales disminuye la formalidad en 0,4%”, agregó.
PROPUESTAS
Quintero manifiesta que de acuerdo al análisis realizado anteriormente, es evidente que la informalidad se ve afectada por los altos costos no salariales, razón por la cual se debe seguir disminuyendo. “De hecho, entre 2010 y 2017, el nivel de informalidad ha mejorado, ubicándose por debajo del 50% del valor total del empleo, esto gracias a la Reforma Tributaria de 2012 (Ley 1607 de 2012), la cual permitió el desmonte de 13,5% de los costos no salariales (8,5% en salud, 3% del ICBF y 2% del SENA), se estima que esta medida generó entre 200.000 y 600.000 empleos formales, sin embargo, hay necesidad de continuar con la reducción”.
“Frente a esto, consideramos pertinente la propuesta del Banco de la República de establecer un salario mínimo diferenciado por regiones, teniendo en cuenta los niveles de productividad de estas. Sin embargo, consideramos que, para no afectar la formalidad o el empleo con los aumentos del mismo, se modifique el sistema de aportes a seguridad social de las empresas, de tal manera que los emplead os que ganen entre 1 y 3 salarios mínimos, y que sean más productivos puedan recibir un aumento de su salario sin que esto implique que la empresa deba aumentar su aporte al sistema de seguridad social”, sostuvo.
Dijo que de la misma manera, proponen de eliminar el aporte a las cajas de compensación familiar por valor de 4%, lo cual permitirá aumentar en un 0,8% el empleo y en un 1,6% la formalidad.
“Si hacemos un análisis nacional las cajas de compensación son instituciones que administran un recurso que sale de empresas privadas y públicas, al ser ellos unos administradores, es una delegación que se les da, pero lo que pasa es que algunas de ellas ofrecen servicios para ricos y otras que no ofrecen nada y en ese sentido hay un desequilibrio en la misma oferta e infraestructura de las cajas de compensación. Y creemos que se les está delegando mucha labor y eso es porque tienen recursos suficientes y en el fondo ellas ahorita no están desempeñando la labor para las que fueron creadas. Creemos que se excedente debe flexibilizarse sobre el costo de la nómina que realmente el empleador tiene que asumir ”; terminó diciendo la presidente de ACOPI.
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