Atlántico


La fiesta viva que heredan los niños del Caribe colombiano

COLPRENSA

21 de febrero de 2014 11:49 AM

Por Sharon Hernández

Basta con mirar las casas coloridas, calles adornadas y personas disfrazadas para saber que el Carnaval de Barranquilla está cerca. Falta una semana para que empiece en pleno, pero el precarnaval se encarga de hacerle la mejor antesala a la fiesta más alegre del caribe colombiano.

Las flautas de millo, gaitas y tambores marcan el ritmo de la fiesta más esperada por las familias barranquilleras y turistas de distintos rincones del mundo. Y es que de las carnestolendas no se escapa nadie. Mujeres, hombres, grandes y chicos, lo esperan para vivirlo a plenitud.

Tal y como lo afirma la investigadora cultural Mirtha Buelvas, “la fiesta no es solamente bailar. Toda esta danza está hecha con amigos, compadres, vecinos y hay gente con emoción e intensidad”.

Esa “intensidad” precisamente es la que hace que se sostenga la tradición “esto no es por mandato, esto quien lo vive es quien lo goza”, dice Mirtha. Y sí, no por nada es el lema institucional del evento.

En la arenosa, desde el vientre se está bailando. Los barranquilleros tienen claro que la única forma de preservar las tradiciones y raíces del carnaval es por medio de los niños, por eso los 'pelaos' tienen su propio carnaval, su propia reina y, a partir de este año, su semillero, un nuevo escenario para demostrar su talento y pasión por la danza.

El maestro del saber carnavalero y exrey momo Ubaldo Mendoza, es consciente que mantener viva la tradición “es un trabajo cultural intenso”, pero reconoce que “el carnaval no va a morir nunca porque se surte de los niños”.

Por eso dice que en el semillero serán evaluados con mayor rigurosidad para que los niños cumplan los parámetros y así “no desformar la tradición”.

En eso coincide sin pensarlo José Gregorio Jiménez, director de la comparsa Takuntá. Goyo, como le dicen de cariño, señala que mientras hayan niños en las comparsas estas “nunca se van a acabar”.

“Nosotros como directores guiamos ese proceso para que a futuro sean muy buenos bailarines, lo que nosotros hacemos es adoptar esos niños, enseñarles y llevarlos por el camino, para que al final sean solos ellos los que preserven nuestra cultura y costumbres”, afirma.

En Takuntá, Osiris y Betsy, madre e hija, danzan a ritmo del amor por el baile y su carnaval. La 'mona', como le dicen a Osiris, no solo es la mamá de Betsy sino de todo el grupo. Con su espontaneidad y su toque de imprudencia, le impregna al equipo la mejor energía y un derroche de alegría. "Es la que hace que nosotros nos animemos, es un ejemplo y hace que hagamos mejores las cosas”, comenta su compañera de baile, Verónica.

Aunque a Osiris, de 33 años, en ocasiones se le dificulta aprenderse los pasos; su hija, de 13; está dispuesta a ayudarla y enseñarle hasta lograr un dúo maravilloso. “El carnaval no tiene límite de edad, ni atrás ni adelante”, afirma la versada Mirtha, quien reitera que en esta pasión carnavalesca hay cabida para todos.

CARNAVAL DE LAS ARTES, LA REFLEXIÓN PRECARNAVAL

En la arenosa se respira arte por doquier. Durante cuatro días tuvo lugar el Carnaval de las Artes, un evento cultural que le sirve de antesala al Carnaval de Barranquilla y busca impulsar la reflexión como espectáculo.

“Lo que nosotros generamos es que la gente se siente y reflexione sobre lo que es la creatividad, sobre Barranquilla, el carnaval y sobre quién es cada uno”, explica el productor general del evento, Tito Medina.

Para ser parte de la quijotesca experiencia artística los asistentes acudieron disfrazados para entrar gratis, y así no pagar una multa. “El disfraz es un componente muy importante, logra romper los esquemas en los que no solamente necesitas plata para hacer algo, si te disfrazas también lo puedes hacer”, señala Tito.

“Buscamos provocar la creatividad, que les guste estar disfrazados y lo mantengan. Sin disfraz no hay carnaval, no hay gracia en esta fiesta. Cuando te pones un disfraz y sales a la calle pasas una experiencia única, vas a tener miles de personas atrás disfrazadas, donde hay una comunicación, un compartir y una alegría. Es una experiencia individual donde puedes aflorar y ser quien eres”, añade.

Artistas, personajes reconocidos y creadores únicos, entregaron lo mejor del arte a los barranquilleros, en un nutrido repertorio teatral, cinematográfico, literario y multicultural.

“Si uno no reflexiona puede ver el Carnaval de Barranquilla como una simple fiesta, pero cuando comienzas a reflexionar sobre todo lo que pasa a nivel sociológico y espiritual se vuelve lindo”, puntualiza.

Los niños no escaparon de esta actividad, pequeños de distintas instituciones, colegios y fundaciones como Huellas con Futuro acudieron al mundo alterno “Fantástico”, con parques ecológicos hechos de cartón y artistas infantiles que los llenaron de diversión y les sembraron una semilla de amor por el arte.

Una de esas pequeñas artistas en edad pero grandes en talento, fue María Luz, de nueve años, una cuentera que aprendió a amar los relatos gracias a su padre, también cuentero; y que le regaló a los niños asistentes un divertido espectáculo con adaptaciones de El Renacuajo Paseador y Don Quijote de la Mancha.

María Luz, aprovechó la presencia de decenas de niños para decirles que “si quieren seguir esta carrera inventen y hagan sus propios cuentos, muéstrenselos a los papás y eso sí, lean mucho”.

Nadie se escapa de la antesala al Carnaval de Barranquilla, donde cada vez más el sector privado se suma a la carnavalesca causa para llevar los mejores eventos a los barranquilleros.

Este es el caso de Pacific Rubiales Energy que basado en su política de responsabilidad social viene apoyando el Carnaval de las Artes, la Comparsa Takuntá, la Fundación Huellas y así, haciendo posible que más barranquilleros disfruten del arte y la cultura.

A ocho días del Carnaval, estos eventos preparan el cuerpo y el alma de grandes y chicos para la fiesta colombiana Patrimonio de la Humanidad, que este año cumple su primer década de declaratoria.

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