Lodazal mediante, se llega a Gamero, uno de los cinco corregimientos de Mahates, Bolívar. Se sitúa a una hora y diez minutos de Cartagena, pero su entrada parece la prueba del olvido y la precariedad. Doscientas cuarenta y tres casas se anuncian —impasibles— , en un pueblo que se constituye en no más de tres calles de barro vivo, donde transitan unas mil doscientas personas, sus habitantes, los gameranos.
Ayer se realizó un foro de debate de propuestas en el único colegio de este corregimiento con los cuatro aspirantes a la Alcaldía de Mahates. Ninguno llegó a la hora acordada (9:30 a.m.). Incluso, uno de ellos llegó justo una hora después.
Alejado del recital de discursos aprendidos, estaba sentado, bajo una sombra indulgente, Luis Magín Díaz, el gamerano más reconocido entre esta población y toda una institución en el bullerengue, compositor, entre otros muchos, del tema Rosa qué linda eres.
No estaba interesado en lo más mínimo en escuchar ideologías políticas ni planes de desarrollo. No quería que le hablasen de megacolegios, ni de patios productivos y mucho menos de incentivos a los agricultores. Y no es para menos, a sus 95 años sus ojos han visto sólo más de lo mismo: promesas vacías, plazos que no se cumplen.
Y además, qué tanto, lo suyo es la música. En ese tema sí se siente como pez en el agua.
El “parlante”, como llama a su poderosa garganta que todavía despide los versos de otros tiempos, lo reafirma con una vitalidad que retumba en esa cotidianidad rural.
Por estos días Gamero está empapelado de propaganda, de sonrientes candidatos políticos en los postes y en las casas que parecieran apenas salir a flote del lodo.
Lo que le gusta a Luis Magín es recordar sus épocas de juventud. Su éxito sobre las tarimas, la vida del juglar que no necesita escribir sus canciones, en parte porque no sabe escribir y porque las canciones son del pueblo, son su herencia.
Por un momento parece que se quita treinta años de un tajo, deja a un lado los dolores de la artrosis de rodillas y entona el tema Me amarás.
—Yo empecé cantando y porque oía a los amigos, fui sextetero, tenía como unos 20 años, pero toda esa información la tengo extraviada en la cabeza—dice el compositor, riendo de a poco—. La música me enferma.
Luis Magín vive en la casa que construyó cuando el éxito todavía resplandecía. Pero vive solo, al cuidado de algunos de sus sobrinos.
—Yo tengo un ranchito, a veces vivo solito, y a veces acompañado con alguna amiga. La música no da más que para comer. El que me conoce, me busca.
Su sobrina Rosaura me cuenta que Luis Magín vivió varios años en Venezuela, pero siempre su tierra lo llamó de vuelta.
***
Los gameranos compran mensualmente el agua por 15 mil pesos. Llega desde el acueducto del municipio de Mahates que está a cinco kilómetros.
Víctor Guerrero, uno de los campesinos, dice que a veces el agua no es apta para el consumo humano y que lo que realmente necesita la población son vías, lo dice mientras mira el fango que ha tenido que atravesar para salir a conversar con una de sus hijas.
—Este pueblo vive de la agricultura, de la yuca y el ñame, y a veces se pesca en la Ciénaga Matuya, a veces—dice Guerrero, mientras se acomoda la cachucha que tiene bordado el nombre de uno de los aspirantes a la Alcaldía de Mahates.
El profesor Alberto González, de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB), es uno de los académicos interesados en sacar del abandono a este corregimiento y por ello fue uno de los precursores del foro de debate de candidatos.
—Gamero tiene casi todos los problemas habidos y por haber. El servicio de energía no es el mejor, el médico viene cada 15 días, si alguien se enferma en la noche tiene que ir al hospital de Mahates. También está la deserción escolar—comenta el economista, cuyos esfuerzos ahora se dirigen hacia la conformación de un consejo comunitario, también inexistente.
Dice que precisamente se escogió el colegio como escenario del foro porque para las instituciones que lo impulsaron —la Fundación Campo Productivo y la Corporación Universitaria Rafael Núñez—, “la educación es el eje principal”. El foro contó con la moderación de Daniel Toro, decano de la facultad de economía y negocios de la UTB.
Los candidatos a la Alcaldía de Mahates, en orden de llegada al evento, fueron Ufrán Agámez, Víctor Guerra, Waldy Seluan y Yobanis Tejedor.
Afuera, sentado en una banquita de madera, estuvo durante un rato el compositor Luis Magín—tranquilo—siendo testigo de esa mañana de sábado de 32 grados centígrados.
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