Debajo de un árbol de olivo está muy atenta a lo que el juez le está diciendo a su padre. Clara Inés está un tanto retirada de donde se desarrolla la reunión, pero tiene la certeza que a partir de este momento la vida de ella, de su hijo de siete años, la de sus hermanos y demás familiares, cambiará.
La joven de 25 años dice no tener ninguna clase de imagen o de recuerdo de la ola violenta por la que atravesaron sus allegados en la vereda Caño Negro de El Carmen de Bolívar, razón por la que su familia tuvo que desplazarse hacia San Jacinto, el pueblo vecino. Contesta que solo tenía dos años y lo poco que sabe es porque se lo han contado.
Después de que sus padres se la llevaran a ella y a sus siete hermanos huyéndole a los grupos violentos a finales de los años 90, regresa por primera vez a la parcela Las Tarullas. “Primera vez que estoy aquí desde que mis papás nos llevaron para otro pueblo. De esa violencia realmente no sé nada, yo tenía como dos años cuando mi papá decidió salir por miedo”, recuerda la joven.
Luego de haber caminado largo rato (unos 2 kilómetros) y con un suéter blanco en su cabeza para cubrirse del sol de mediodía, llegó a estos predios junto a varios miembros de su familia. Allí pudo constatar que estaba en los terrenos que fueron de propiedad de Abel Antonio Sierra Meza, su padre, y que por amenazas de la guerrilla le vendió a su vecino, un negoció entre dos campesinos que se conocían de antaño.
Después de más de dos décadas volvió a Las Tarullas. La razón: ese predio que en su momento vendió su progenitor, volvía a ser de su familia. Muy atenta escuchaba al juez primero civil Especializado en Restitución de Tierras de El Carmen de Bolívar, Anuar José Menco Némez, decir que “ahora lo que hay es gente para poner a producir esta tierra”, al final de la ceremonia de restitución.
del otro lado
Sin embargo, del otro lado está la familia de Sergio Torres, el campesino que decidió hacer negocio con don Abel Antonio, y quien de buena fe compró el predio. Su intención al comprar Las Tarullas fue ayudar a su hermano Hinaldo Torres, para que también tuviera un terreno que le sirviera para salir adelante y mejorar su economía.
En una ceremonia sencilla, con un sancocho incluido para integrar a los Torres y los Sierra, la Unidad de Restitución de Tierras (URT), entregó el predio a quien fuera su primer dueño y ratificó la compensación económica a quienes de buena fe, también siendo víctimas del conflicto, lo compraron no para enriquecerse, sino para ponerla a producir.
“Tenía miedo”
Para Abel Antonio Sierra Meza, ya entrando casi al año 2000, no vio otra alternativa que negociar el predio, pues el riesgo de perder a toda su familia era inminente tras las fuertes amenazas que recibía del grupo ilegal armado que operaba en la zona de los Montes de María.
“Aquí vinieron varios grupos a amenazarme y me dijeron que se iban a llevar a mis niños. Cogí miedo y le vendí al señor Sergio Torres y me fui para San
Jacinto. Estas eran unas 20 hectáreas que resolví vender por el miedo que tenía”, argumentó.
Por muchos años, ya estando en San Jacinto, levantó a sus ocho hijos, en medio del rebusque en las calles, alquilando pedazos de terrenos para cultivar yuca, ñame y ají. “Hasta hace unos dos años que el señor Generoso Martínez me dijo que le cuidara una parcela”.
Dice que tras escuchar noticias y sin el ánimo de enfrentarse a quien fuera su vecino, amigo y comprador, fue a la URT para recibir asesoría. Allí expuso su caso y tras largos meses de lucha, el fallo fue a su favor. Pero su mayor satisfacción está en que el Gobierno nacional no desamparó a don Sergio y recibió una compensación económica para que compre un terreno de las mismas dimensiones y ambos recibirán asistencia para proyectos productivos y una vivienda rural.
¿Y el otro dueño?
El predio Las Tarullas fue un predio que negoció Sergio Torres con Abel Antonio Sierra, y este a su vez se lo dio a su hermano Hinaldo Torres para que lo pusiera a producir y le sacara provecho. Este último quedó como propietario.
Así lo relata Norelis Torres Carvajal, sobrina de Hinaldo hija de Sergio, quien explicó que al principio fue muy duro para su padre conocer que luego de hacer una negociación legal tuviera que haber una disputa para devolver la parcela a su antiguo dueño, porque esa tierra por años fue el sustento de su hermano, su compañero inseparable de toda la vida.
“Mi tío lo tomó con más calma porque él es cristiano. Pero para mi papá fue duro al principio, pero ya poco a poco fue asimilando la situación”, indicó.
Aseguró que en principio el malestar de su padre era porque la URT no le iba a conseguir un predio en las mismas condiciones de Las Tarullas, como efectivamente pasó. Sin embargo se optó por entregar una compensación para que Hinaldo Torres adquiera una nueva parcela a su gusto.
Hinaldo Torres, para la Unidad de Restitución de Tierras, jugó el papel llamado “opositor” o segundos ocupantes, que es la persona que está en el predio que una víctima reclama como dueña y que tiene derechos sobre la tierra. Para este caso luego de hacer las investigaciones se determinó su calidad de opositor tras comprobar que estuvo en un predio negociado de buena fe entre campesinos víctimas. Además porque su antiguo dueño vendió porque su vida y la de su familia, corría riesgo.
La restitución
El juez primero civil Especializado en Restitución de Tierras de El Carmen de Bolívar, Anuar José Menco Némez, explicó que lo que se hizo ante la demanda de la Unidad de Restitución de Tierras, a donde acudió Abel Sierra Meza, fue generar una resolución dentro del registro de tierras despojadas. Posteriormente se presenta la demanda ante los jueces de restitución de tierras “se hace una convocatoria y en este proceso se presentó un opositor, a quien se le reconoció tal calidad y por eso, después de practicadas las pruebas se remitió al Tribunal, que entre sus decisiones reconoció el derecho fundamental del señor Abel de regresar a su tierra y le reconoce al señor Hinaldo una compensación económica por las mejoras realizadas y por haber adquirido de buena fe”. El juez también le ordena al Banco Agrario que priorice, en el caso del señor Sierra, dentro de los proyectos de viviendas rurales.
Comentarios ()