Bolívar


Río Magdalena no para de tragarse a Tacamocho

LILA LEYVA VILLARREAL

03 de agosto de 2015 12:00 AM

En Tacamocho hay temor, miedo, zozobra, pánico y alarma. Así viven las 700 familias que habitan este corregimiento de Córdoba Tetón, municipio en los Montes de María en Bolívar.

Muchas casas fueron abandonadas, otras se cayeron. Pareciera como si hubiese regresado aquel episodio oscuro del desplazamiento que sufrieron miles de familias de esta zona del departamento por grupos al margen de la ley. Esa historia quedó atrás, pero otra difícil situación los vuelve a convertir en “desplazados”, pues a medida que pasan los meses son más las viviendas que quedan solas en esta población. La furia del río Magdalena se las ha llevado, obligando a las familias a buscar tierra alta.

El río se está tragando el pueblo”, es el sentir de las 2.200 personas que lo habitan.

Ana Caro Yepes, asegura que los derrumbes se presentan diariamente no dan tregua, y cada día es más angosto el espacio que existe entre el río y las viviendas. Permanece en su casa porque no tiene más para dónde irse.

Para que el Magdalena no los coja por sorpresa, asegura que la comunidad hace rondas de vigilancia todo el día, pero sobre todo por las noches para que no les sobrevenga alguna emergencia. “Nosotros decidimos turnarnos con los vecinos, y cuando se recrudece la caída de la tierra alertamos a los demás que se encuentran descansando”.

Agregó que unas diez familias que viven a orillas del río han tenido que abandonar sus viviendas por el temor que tienen, y han levantado cambuches en la parte alta por miedo a ser arrastrados por la fuerza de la corriente.

Existen viviendas en inminente peligro porque solo dos metros de tierra las separan del Magdalena, y las grietas cada vez son más grandes, hecho que no los deja vivir tranquilos. 

Una vivienda cayó en días pasados y esa situación, que se inició desde hace unos 5 años, volvió a prender las alarmas por la vulnerabilidad en esa zona de la población. El fenómeno derrumbó un parque infantil que utilizaban los niños y para sus actividades.

La mayoría de los tacamocheros aseguran que los deslizamientos se han llevado más de mil metros de tierra; del jarillón de protección no queda rastro alguno, pero lo que existe es el temor de morir arrastrados por las aguas del río. Unas diez viviendas fueron abandonadas por sus propietarios por el alto riesgo en que se encuentran.

REUBICACIÓN RÁPIDA

Es tan grande la angustia de esta comunidad, que en repetidas ocasiones le han solicitado al alcalde Carlos José Villamil Becerra que los reubique, mientras que el Gobierno Nacional y la Gobernación de Bolívar analizan y hacen la respectiva inversión.

Antonio Flórez López, otro afectado por los deslizamientos, dice que una solución momentánea es que la Administración les ayude con algunos materiales para ellos construir en una parte alta del corregimiento, y así salvaguardarse de una tragedia.

Indicó que la Alcaldía hizo un censo para entregar las ayudas que necesitan para construir unas viviendas improvisadas en otro lado, donde el Magdalena no atente contra su integridad.

“El sufrimiento y la impotencia que tenemos es muy grande porque estamos en alto riesgo, y parece ser que eso a otras autoridades, a parte del Alcalde, no les interesa. ¿Acaso tendremos que poner cien muertos como en otros municipios del país para que se adopten las medidas correspondientes?”, se preguntó Flórez.
Emilse Puello Carey dijo que es triste ver como la naturaleza se lleva lo que con grandes sacrificios construyeron. “Yo vivo de la costura y con eso ayudo a mis hijos, pero el miedo no me deja hacer nada”.

Expresó que viven en permanente zozobra porque el movimiento de la tierra no da tregua y cada vez es más difícil sostener su casa en pie, ya que es un fenómeno natural y contra eso parece que no hay nada que hacer.

RESPONDE LA ALCALDÍA

Respecto a crisis que afecta a ese corregimiento, el Alcalde dijo que espera una respuesta inmediata de los gobiernos departamental y nacional.
Señaló que Cormagdalena contrató a la Universidad Nacional para hacer los estudios pertinentes y determinar cuál es obra más efectiva para evitar que el corregimiento desaparezca.

Villamil Becerra resaltó que se gestionaron los recursos para los trabajos que frenarían la erosión, que tiene en riesgo unas 700 viviendas.
Advirtió a la ciudadanía que los deslizamientos de tierra es un llamado para que se tomen las medidas de precaución que sean necesarias para evitar desastres.

Explicó que le entregarán en las próximas horas una serie de ayudas a las familias más afectadas para que levanten viviendas de bahareque, unos mercados y unos kits de aseo para dos meses, mientras llegan los resultados de los estudios.

Los estudios que adelanta la Universidad Nacional deben entregarse en noviembre o diciembre, para que inmediatamente comiencen las obras.

“Queremos que la comunidad este plenamente convencida que estamos trabajando fuertemente, junto con la Oficina de Riesgo de Bolívar, para salvaguardad sus vidas y sus viviendas, por eso ellos deben ser pacientes mientras se conocen los resultados de los estudios”.

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