Uno de los pocos internados que existen en Colombia se encuentra en Turbaco. Le llaman Colonia Escolar de Vacaciones, pues era así como se le conocían a estas instituciones cuando fueron creadas hace décadas.
La maestra Nelly Castro Figueroa recuerda que en la Costa Caribe sólo existían dos internados: el masculino que quedaba en Santa Marta, capital del Magdalena, y el femenino, que desde 1981 funciona en Turbaco.
“Recuerdo que esto empezó como una especie de intercambio que se hacía entre regiones. Se inició en Cartagena, pero por no tener sede propia recorrió varios barrios de allá. Gracias a una gestión que adelantó doña Catalina Sebastieri se pudo trasladar hasta Turbaco, que es donde siempre ha estado desde el 81”, comenta la docente.
Sostiene que desde que se inició nunca se ha cerrado, pero que al pasar los años han tenido que sobrevivir en medio de las dificultades, sobre todo las económicas y a pesar de ello nunca se ha contemplado clausurarlo. “El promedio siempre fue de 70 u 80 internas, que en principio llegaban desde febrero y solo volvían a sus casas en noviembre. Sus padres las venían a visitar los domingos. Pero esa situación fue cambiando hasta que ellas se les fue dando permiso para que se fueran un fin de semana, cada mes, para sus casas”.
Hoy día, las 60 niñas que viven en la Colonia Escolar de Vacaciones que tiene la sede en el barrio Paraíso, sector Arroyolejos, salen los viernes para sus casas y regresan los lunes por la mañana.
Para la maestra Nelly, la gran satisfacción de estar trabajando todos estos años a lado de un sinnúmero de internas es la metodología que siempre se ha utilizado, que es muy afectiva y de gran proyección basada en la enseñanza académica y en la preservación de los valores.
“Hay un grupo interdisciplinario conformado por las maestras, una enfermera, una sicoorientadora y una trabajadora social, que se dedica a sus actividades y está pendiente de las necesidades de las internas”, precisó.
Explicó que siempre se creyó que este internado era para niñas con problemas conductuales y que eran enviadas hasta ese lugar con el fin de “acabar con sus rebeldías”. “La referencia que se tiene es que las internas son niñas rebeldes, pero esa era una imagen que se tenía desde afuera, más ese nunca fue el objetivo. Se miraba como un reformatorio, a donde se traían niñas con problemas conductuales”, aseguró Nelly Castro.
Siempre que los padres de familia se interesaban por llevar a una niña, que están entre los seis y doce años, se le hacen unas valoraciones con los profesionales, y también se concientiza a los padres de que esta Colonia no es un reformatorio.
La educación y la preservación de los valores es el objetivo de esta entidad educativa, que con dificultades y necesidades ha salido adelante y se resiste a desaparecer.
“QUEREMOS CRECER”
La Colonia Escolar de Vacaciones pertenece a la Institución Educativa Alfonso López Pumarejo, a donde pasan las internas una vez terminan la primaria.
Cuentan con un dormitorio en muy buenas condiciones y con un comedor para su alimentación. En tiempos que no son de estudios académicos lo invierten en actividades lúdicas, recreativas y en clases de canto y música que ya les comenzaron a impartir, así lo explicó el rector del Alfonso López, Geovanni Cogollo.
También dijo que el año pasado se tuvo que suspender por un tiempo el internado por las dificultades económicas, “solo recibían las clases y se iban para sus casas”.
El rector mostró su deseo para que entidades no solamente públicas, sino privadas, ayuden en el crecimiento del internado. “Queremos crecer, tenemos áreas de terrenos donde se pueden construir más aulas, en las que podríamos tener unas 120 internas. Pero necesitamos que ONG y otras entidades nos ayuden con programas sociales y por qué no en la infraestructura”. Precisó que en estos momentos se requieren dos celadores.
El internado cuenta con una sala de informática y el Sena va a dar un curso de sistemas y de manejo de residuos sólidos a las internas que ya pasaron a bachillerato. “Hay internas que ya están en bachillerato, que lo hacen en el Alfonso López, pero aún permanecen aquí porque se sienten muy bien dentro de las instalaciones”.
El rector pide que pongan sus ojos sobre este internado que hoy se resiste a desaparecer, pues se ha logrado hacer un gran trabajo con muchas jóvenes que hoy en día son profesionales y han logrado ubicarse muy bien laboralmente.
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