John Carlos Martínez Lozano, quien era también conocido como ‘el mocho’, se convirtió en la segunda víctima mortal de la fiesta en la que además hubo una decena de heridos.
La primera víctima fue Miguel Gómez Suárez, el cocinero de un restaurante del norte de Montería, quien pese a no ser aficionado de las corralejas ingresó al redondel y encontró la muerte.
La tragedia de la familia de Martínez fue similar a la de Gómez. Era la última tarde de toros y decidió viajar desde el municipio de San Pelayo hasta el corregimiento de Carolina, con el fin de ver la última faena de los cinco días programados con las mejores ganaderías de la región.
Entró al redondel donde los hombres se enfrentan a la furia de las bestias y allí recibió una cornada a la altura del pecho que lo dejó moribundo en medio de la plaza.
Las personas que estaban en el lugar lo llevaron hasta el hospital San Diego de Cereté, sin embargo, la lesión fue mortal y los médicos no pudieron salvarle la vida.
Sus familiares llegaron hasta el centro asistencial y también señalaron que carecían de los recursos económicos para enterrarlo y que por ello pedían la ayuda de las autoridades y de los organizadores de las corralejas donde ocurrió el episodio.
Ante esa situación, el alcalde de Cereté, Francisco Padilla, arremetió una vez más contra los organizadores de las corralejas y dijo que ellos deben responder a la familia de los muertos por lo que les ocurrió y sufragar los gastos del entierro.
Dijo que es necesario suspender en forma definitiva la realización de ese tipo de eventos que no tiene nada de cultural sino que traen muerte y desolación, además de incrementar el índice de robos, atracos y riñas.
Ante su pronunciamiento el primero en protestar fue el presidente de la Asociación de Ganaderías de Toros Bravos, Asotoros, Guillermo Preciado Lorduy, quien dijo que las corralejas no se van a acabar porque son una tradición que data desde hace más de dos siglos.
Argumentó que en la Costa hay 102 municipios que realizan corralejas y que ello genera empleo a cerca de 200 familias en las localidades durante los 525 días de toros.
El alcalde de Lorica, Francisco Jattin Corrales, prohibió la realización de las corralejas en su territorio, mientras que el de Planeta Rica, Rubén Tamayo, autorizó la realización de las fiestas que se inician en este fin de semana.
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