El cuadro que encontró la Policía en el populoso sector del 9 de agosto de Tierralta, sur de Córdoba, no podía ser peor. Un niño de tres años se encontraba amarrado a una viga de madera, en pleno sol.
Junto a él estaba su madre, Shirley Martínez, de 22 años, quien había sido la protagonista del 'castigo'. "No se lo pueden llevar, no se lo pueden llevar", gritaba desesperada, mientras los uniformados procedían a desamarrar al pequeño cuyas lágrimas se confundían con el sudor que produce estar en pleno sol.
"Yo solo quería castigarlo porque quiere pasar en la calle", decía la mujer, mientras la Policía procedió a hacer la captura correspondiente para ponerla a disposición de la autoridad competente, mientras entregaban al niño a los funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
De acuerdo con el reporte de las autoridades, fueron los mismos vecinos del deprimido sector los que llamaron para contar lo que estaba ocurriendo en la casa porque escuchaban los gritos del pequeño. Ellos señalaron que no era la primera vez que ocurría.
El Comandante de Policía de Córdoba, coronel Engelbert Grijalba, confirmó que horas después la madre fue dejada en libertad, pero deberá acudir en forma permanente ante las autoridades correspondientes.
Se conoció además que tiene dos hijos más y que viven en la misma casa donde tenía amarrado al más pequeño de sus hijos, quien fue dejado en un hogar sustituto con el fin de resarcir sus derechos.
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