Biólogos Marinos de la Corporación Autónoma Regional de Sucre y miembros de la Policía Nacional, con presencia en el corregimiento de Berrugas (San Onofre), recuperaron dos tortugas marinas.
Los ejemplares rescatados corresponden a hembras adultas de la especie Tortuga Verde (Chelonia mydas), declarada en peligro de extinción por organismos internacionales protectores de la naturaleza.
Pese a esto último y a que su explotación está prohibida en la mayoría de países del mundo, esta especie viene siendo perseguida y capturada utilizando trampas con mallas en las aguas del Golfo del Morrosquillo.
Las tortugas de la familia Cheloniidae son atrapadas por los pescadores de la región para ser vendidas a traficantes que luego las ponen en manos de exclusivos restaurantes de la Costa Caribe, a precios no regulados, pese a saber que esta práctica es ilegal.
Una vez rescatadas estas tortugas, los biólogos marinos de Carsucre Alejandro Zamora y Juan Camilo Ulloa, las evaluaron para descartar lesiones y presencia de objetos extraños como anzuelos en sus cuerpos, además de restos de redes.
Según los profesionales, muchas veces pedazos de estas mallas se quedan incrustados en sus cuerpos, cuando de manera afanosa buscan escaparse.
Pero afortunadamente, las dos tortugas marinas, con una longitud promedio de 1 metro 16 centímetros y un peso aproximado de 90 kilogramos, resultaron estar en buenas condiciones de salud y fueron devueltas a su hábitat natural.
La comunidad participa
Esta labor fue realizada con participación de miembros de la comunidad del corregimiento de Berrugas, a manera de sensibilización hacia el cuidado de la fauna marina local, buscando que capturas como estas no se repitan.
Durante la actividad se habló a los lugareños del rol ecológico que tienen las tortugas marinas en el ecosistema, así como la importancia de su conservación, para que estas costumbres se vayan perdiendo a favor de la naturaleza.
En el 2015 el equipo de fauna de Carsucre que patrulla por el Golfo del Morrosquillo, rescató cinco tortugas marinas de este tipo, cuando luchaban por zafarse de las trampas colocadas por pescadores para atraparlas, matarlas y luego comercializar su carne.
Los pescadores de tortugas instalan durante horas de la noche y la madrugada las trampas para evadir así la vigilancia de las autoridades, que comúnmente solo se da durante el día, así logran capturarlas y de inmediato proceden a asesinarlas en la playa.
Esta clase de tortuga se observa con mayor frecuencia durante los meses de junio, julio y agosto, en diferentes sectores del Mar Caribe, hasta donde llegan después de recorrer cientos de kilómetros en busca de playas para alimentación y anidación.
La existencia de bajos con coberturas de pastos marinos, propios para su alimentación y reproducción; arrecifes coralinos para refugio y su descanso, así como aguas oceánicas cálidas para completar su complejo ciclo de vida, hacen que estos lugares sean atractivos para ellas.
Esta tortuga de gran tamaño se distribuye por los mares tropicales y subtropicales alrededor del mundo, teniendo dos poblaciones distintas, una en el océano Atlántico y otra en el Pacífico.
Es reconocida por ser selectiva a la hora de escoger sus sitios de alimentación y apareamiento, tanto que generaciones enteras pueden migrar alternativamente entre las mismas áreas de anidación y apareamiento.
Durante los primeros cinco años de su vida, las tortugas pasan la mayor parte de su tiempo en el océano abierto, por eso las tortugas jóvenes son poco vistas, pues nadan en aguas profundas.
Se calcula que la tortuga verde tarda entre 20 a 50 años para alcanzar la madurez y se ha descubierto que pueden vivir hasta 80 años, pesar hasta 395 kilos y nadar hasta 2 mil 600 kilómetros, tras desovar sus huevos que en una sola fecundación pueden ser entre 100 y 200.
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