La grave situación de salud pública que afecta a muchos niños y niñas indígenas en La Guajira, quienes a diario mueren de hambre y sed, es tan dramática que ni siquiera hay cifras oficiales sobre el tema.
Una explicación de la problemática la da el exdirector del Instituto Nacional de Salud, Fernando de la Hoz: “Los lugares donde estos niños mueren son muy alejados y de difícil acceso, por tal motivo, los estudios son muy pocos”, afirma el exfuncionario.
Y no solo el hambre y la sed matan a estos pequeños Wayúu, esta última, los lleva a tomar agua que no es apta para el consumo humano, lo que deriva en graves problemas de diarrea, dolores y en últimas la muerte.
En ese sentido, la Fundación Manos Pintadas de Azul se dirigirá los próximos 25 y 26 a un resguardo wayúu ubicado en el corregimiento de Shiruria, en el municipio de Manaure, Guajira, en los próximos días para atender a 670 pacientes entre los que se encuentran niños entre 0 y 14 años de edad y madres lactantes.
En este resguardo de 1.230 personas, donde el 40% son niños, las cifras que manejan las autoridades indígenas de la comunidad indican que el 75% de mortalidad en menores de cinco años y una tasa de desnutrición crónica y severa del 31% obedece al consumo de agua contaminada y la falta de acceso a los alimentos.
Esta fundación llevará 30 médicos que pertenecen al programa 'Batas con Corazón', según Ricardo Barrero, director de esta Fundación, la idea de estos programas es instalar brigadas que atiendan constantemente las necesidades de estas comunidades, pues llevan un poco más de año trabajando.
“El reto más grande que tenemos es poner en alerta para los sectores privado y público, sobre la situación que se está viviendo en La Guajira para que nos unamos y cambiemos esa realidad, ya que el pueblo wayúu es patrimonio nacional y tenemos que velar por ellos”, afirmó Barrero.
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