Reinado Nacional de Belleza
El Universal Cartagena

Ya reina Catalina

Catalna Robayo, Señorita Colombia. Catalna Robayo, Señorita Colombia.



LEDIS CARO D. EL UNIVERSAL


La Señorita Colombia, Catalina Robayo, posó esta mañana para la tradicional foto con la palenquera, en la playa del Hotel Hilton.
Aunque la elección de la representante del Valle fue catalogada por muchos como uno de los “palos” del Concurso Nacional de Belleza 2010, otros defienden su elección argumentado que su porte y naturalidad en el hablar la hicieron merecedora de la corona que se disputaban 24 candidatas de igual número de departamentos de Colombia.
Hay que recordar que desde un principio, la gran favorita de los medios de comunicación y del poco pueblo que aplaudió a las reinas era la candidata de Huila, Natalia Valenzuela Cutiva, quien, a la postre, terminó de primera princesa.
Otra que tampoco estaba en el grupo de finalistas fue la candidata de Bolívar, Tatiana Nájera, pero como una cosa piensa el jurado, la bolivarense fue la segunda princesa.
En cuanto a Bogotá algunos la daban entre las diez finalistas. Por eso que ella quedara dentro de las cinco también fue criticado por las personas que se pueden considerar expertos en estos temas, entre ellos varios periodistas bogotanos. Nadie comprendía como quedó por fuera la reina del Cesar, Marisabella Mendoza Cabello.
En lo que sí hubo consenso fue en la escogencia de Lizeth Carolina González Romero, de Magdalena, a quien todos, hasta última hora, tenían como la segura ganadora del cetro y la corona de la mujer más linda de Colombia.


LA ELECCIÓN


La elección de la Señorita Colombia se realizó anoche, en una velada de elección y coronación realizada en el auditorio Getsemaní del Centro de Convenciones y transmitido a todo el país por el canal RCN.
Vale la pena decir que la elección de Catalina Robayo silenció al público asistente al Centro de Convenciones, no sólo porque ella no estaba en el grupo de finalistas de los medios de comunicación ni del público en general.
Sin embargo, como siempre sucede, la gente no protestó, sino que fue abandonando el escenario poco a poco solo.

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