Para el año 2030 se estima que 23,3 millones de personas en el mundo morirán a causa de enfermedades cardiovasculares, un grupo de enfermedades no transmisibles (ENT) que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), causan el fallecimiento del 71% de personas en el mundo, lo que equivale a 41 millones de personas cada año.
Aunque las cifras son alarmantes, la Fundación Colombiana del Corazón en unión con la Fundación Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular y la Universidad del Sinú, entre otras entidades, organizan un evento en torno a una cultura del cuidado que permita prevenir los factores de riesgo.
El tabaquismo, el consumo desmedido de alcohol, el sedentarismo, una alimentación desbalanceada, la hipertensión, entre otros, son algunas de las causas de estas enfermedades, que tienden a ser crónicas, silenciosas y de larga duración. Adquirir hábitos de vida saludables que disminuyan el riesgo de desarrollar una enfermedad del corazón es un buen punto de partida, y “en este sentido es una prioridad incentivar estilos de vida de cuidado, motivando la actividad física y llevando una alimentación equilibrada como pilares para atacar este tipo de dolencias”, asegura José Antonio Pulido, Gerente General de Alimentos Polar Colombia.
Uno de los productos que hacen parte de la canasta básica familiar de los colombianos precisamente es la avena. Dentro de la categoría de los cereales, esta hojuela es considerada “el rey de los cereales” por su versatilidad y sus aportes nutricionales, que tienen gran potencial para reducir dramáticamente el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular.
La avena, al ser un alimento bajo en grasas saturadas y colesterol, previene la formación de depósitos de grasa en los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro y el corazón. Así mismo, ésta aporta grandes cantidades de fibra soluble e insoluble o dietaria las cuales contribuyen al cuidado de la salud cardiovascular y del sistema digestivo. Por un lado, la fibra insoluble ayuda a controlar los niveles de colesterol, promueve el movimiento intestinal, haciendo un barrido mecánico que facilita la digestión, limpia el intestino de toxinas y células que podrían ser precursoras de cáncer; y por el otro, la fibra soluble regula las funciones digestivas, el tránsito intestinal, aporta antioxidantes naturales, estabiliza los niveles de azúcar en la sangre y reduce el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, obesidad, enfermedades digestivas, entre otras. “Estos dos tipos de fibra tienen un efecto benéfico si se busca reducir peso, pues producen una sensación de saciedad. Consumir entre 25 y 35 gramos de fibra en cantidades iguales de fibra soluble e insoluble es fundamental para tener un mejor estado de salud”, afirma Andreina Ceballos, nutricionista. En general hay una frecuencia muy baja de consumo de avena: el 18% de los consumidores lo hace solamente una vez por semana y el 4 % una vez cada quince días.
Consumirla de forma regular puede ser la clave para mantenerse sano por dentro y por fuera, además gracias a su versatilidad, este cereal puede prepararse de muchas maneras y degustarse a diferentes horas del día. En la mañana puede consumirse de la manera tradicional, con leche y canela, licuada, fría o caliente; pero para variar, puede convertirse en una deliciosa merienda si se le acompaña con frutas y yogurt griego.
A media mañana, para una recarga de energía hay un sinfín de recetas deliciosas que pueden prepararse a base de avena: batidos, coladas, refrescos, tortas y mucho más. En la tarde, unos bocaditos de avena y miel o de avena y zanahoria acompañados de una bebida caliente pueden ser la última carga energética necesaria para finalizar la jornada. Hoy en día la avena está en el 63 % de los hogares, en donde la principal fuente de consumo son los estratos socioeconómicos 1, 2 y 3, quienes representan cerca del 85 % de la población colombiana.
Comentarios ()