Sofía aún no ha nacido y ya fue sometida a una intervención para mejorar su calidad de vida. Tiene espina bífida, una enfermedad congénita que afecta de 1,8 a 2 de cada 1.000 nacimientos. Esta es una condición que aparece desde las primeras etapas del desarrollo embrionario y se produce por una falla en el cierre de la columna, principalmente por déficit de ácido fólico.
Esta alteración genera en el bebé parálisis de los músculos, pérdida de la sensibilidad e hidrocefalia, y una probabilidad alta de muerte, aproximadamente del 10 por ciento.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS, el riesgo de la espina bífida se puede reducir hasta en un 70 por ciento si antes del embarazo la madre ingiere diariamente ácido fólico en cantidad suficiente. Las fuentes de esta sustancia están en los cereales integrales, los alimentos básicos enriquecidos, por ejemplo las harinas de trigo y de maíz, las legumbres secas, las verduras de hoja y las frutas o los suplementos que contienen ácido fólico.
La cirugía en el útero
Para tratar la enfermedad, especialistas del Hospital Universitario San Vicente Fundación realizaron, por primera vez, el procedimiento para corregir el defecto en el útero de la madre.
En un comunicado, la institución de salud señala que "esta intervención se ha convertido más allá del fin, en el principio de una atención integral, que gracias al programa de Mielomeningocele del Hospital, tendrá el acompañamiento de un grupo multidisciplinario con especialistas que la ayudarán a pacientes como Sofía y su mamá en el tratamiento y rehabilitación".
El grupo de expertos está conformado por especialistas en medicina materno fetal, neurocirujanos pediátricos, médicos obstetras y los grupos de anestesia, neonatología, nutrición, trabajo social y enfermería, para brindar la mejor atención.
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