Por: RAQUEL G. MOLINA-EFE
Si nos creciese la nariz como a Pinocho, tendríamos un grave problema. Según la investigación del psicólogo Paul Ekman, una persona dice hasta tres falacias por conversación, tal y como afirmó Tim Roth en la serie de televisión ‘Miénteme’. Los estudios en este campo sostienen que los embustes van de los 4 a los 200 al día, y se concentran especialmente por las tardes.
Mentir es como respirar. “No, ese vestido no te hace más gorda”. “En cinco minutos llego”. “He leído y acepto las condiciones legales”. Decodificar los engaños y su intencionalidad requiere identificar si el mentiroso oculta información o si la falsifica, y si lo hace voluntaria o involuntariamente.
Más allá de la ciencia ficción, hoy es posible detectar a los mentirosos a través de diferentes tecnologías. Además del conocido polígrafo, el reconocimiento de microexpresiones faciales permite medir las emociones.
Hablamos con dos expertas en técnicas de análisis emocional: María Pocoví, de la empresa pionera Emotion Research Lab, y Patricia Fernández de Landa, psicóloga forense y experta en poligrafía.
El cuerpo no miente
La culpabilidad de la mentira voluntaria genera estrés y miedo. Como consecuencia, se estimula la sudoración, se eleva el ritmo cardíaco, se acelera la respiración… Desde nuestros antepasados, cuando alguien miente su cuerpo dispara el sistema simpático de alerta y genera alteraciones en su código de comportamiento que pueden ser identificadas.
Las microexpresiones faciales son uno de estos movimientos involuntarios, tan rápidos que ni el mentiroso más experto sería capaz de controlarlas.
“Si sientes pánico, yo sé que lo estás sintiendo” afirma María Pocoví, especialista en análisis emocional de la empresa Emotion Research Lab. “El problema es que una persona es incapaz de decir las emociones que ha sentido microsegundo a microsegundo”.
A esta habilidad innata en los humanos se ha sumado el desarrollo de tecnologías capaces de medir las emociones gracias al reconocimiento facial de microexpresiones.
Los mentirosos patológicos
Pero, ¿qué ocurre con aquellas personas que no se sienten culpables cuando mienten? ¿Puede verse la medida de la respuesta fisiológica limitada por el grado de autoengaño?
El mentiroso patológico se define como una persona que miente todo el tiempo y no se preocupa por el efecto de dicha acción sobre los demás, se lo conoce también como un Mitómano. La mentira patológica es un tipo de comportamiento que indica una aparente falta de control, un cierto trastorno psicológico.
En el caso del polígrafo, no todas las personas son adecuadas para someterse a la prueba. Para evaluar a aquellas personas con patologías, existen otras técnicas más adecuadas.
Tal es el caso de los psicóticos, que creen en su propio delirio, o de los psicópatas, que tienen distorsionadas sus emociones y tampoco se sienten arrepentidos ni nerviosos.
En estos casos, Fernández de Landa sostiene sería recomendable que un psicólogo llevara a cabo la prueba junto con un estudio que determinara la psicopatía.
“No descartaría que asesinos en serie con grado de psicopatía muy grande den positivo porque no tengan ese sentimiento de culpabilidad”, declara la psicóloga forense.
De nuevo comprobamos cómo la vida real a veces puede dar más miedo que la ciencia ficción.
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