Si quiero llegar a la oficina a las 9:00 de la mañana (y a mi jefe le gusta que sea puntual), me despierto a las 6:30 porque necesito tiempo para usar, durante la ducha y después de ella, 16 productos. Perfume de almendras, antibacterial, limpiadora, crema humectante, crema hidratante de día, cera para el pelo, tónico facial, protector labial, desodorante, BB cream, champú, antitraspirante para pies, acondicionador, exfoliante, protector solar y shower gel.
Según el día pueden ser más o menos, y de distintas marcas: Son diferentes sus tamaños, olores, texturas y empaques.
Mi hermano se despierta una hora después. Solo necesita tres en su rutina (jabón, desodorante y talco).
Tal vez debí haber nacido en el antigüo Egipto, donde los rituales de belleza eran casi sagrados. Hombres y mujeres empleaban ungüentos para la cara y el cuerpo. Las grasas animales se usaban como jabón y los baños de leche y miel eran comunes entre las mujeres. Yo, aunque no fuera mujer, hubiera tomado uno diario.
Por estos días, llenar una bañera con leche es una tarea difícil, además han surgido otras alternativas que propenden por el cuidado de la piel mediante métodos más sofisticados o excéntricos; Paris Hilton lo hace con mascarillas de oro de 24 kilates y Kim Kardashian inyectándose su propia sangre (plasma rico en plaquetas).
En Japón, según una investigación de L’oréal, algunas mujeres se pasan el cepillo sobre las pestañas hasta cien veces, en unas peluquerías el masaje con champú dura hasta 45 minutos y “los hombres mejicanos son tal vez el grupo más grande de consumidores diarios de fijadores de cabello”. Además, en la India, la higiene y los cuidados personales son muy importantes para los hombres, señala el estudio.
Yo empecé con el protector solar, no había llegado a los 18 años y ya me preocupaba el tema de las arrugas, el cáncer de piel y la resequedad. Emprendí la disciplinada tarea de aplicarme la crema cada día, en las mañanas y al mediodía. Ese fue el inicio de una clara obsesión por echarme cualquier producto que prometa hacerme lucir mejor.
Cualquiera se sorprende cuando abre mi maletín y se encuentra con una tienda dermatológica móvil. No es suficiente echármelos en casa, además los llevo para usarlos durante el día. Sus aromas provocan comentarios, ya se está echando antibacterial, ¿Y esa crema para qué es?
¿Es bueno usar tantos productos?
Para el dermatólogo Andrés Anaya Prada no es necesario abusar de estos productos porque tienen una dosificación especial, para la cual fueron creados, “incluso muchos de ellos tienen estudios clínicos que avalan las dosis a los que se deben usar. El abuso constituye un desperdicio del medicamento”.
Usar el antibacterial cada hora, ducharme dos veces al día, tantearme los bolsillos en busca del chapstick o el Eos son rutinas establecidas.
La dermatóloga y profesora de la U. de A., María Natalia Mejía Barreneche, señala que no existe un límite del máximo de productos que se puedan usar al día, pero sí señala que se debe revisar que no estén cumpliendo la misma función, es decir, se pueden estar usando dos hidratantes cuando con una basta, y de ese modo se aumentan los costos sin tener un beneficio adicional.
Mi rutina está definida y hasta tengo un dedo para cada crema: el índice, que es para el protector solar, no se unta de desodorante, porque ese lo aplico con el anular.
En la ducha hay un orden inquebrantable: limpiadora facial, champú, exfoliante para la cara, acondicionador y shower gel.
Al salir de ella: hidratante, tónico, protector labial, desodorante, antitranspirante para pies, protector solar, cera para el pelo, BB cream, antibacterial, crema humectante y perfume justo antes de salir.
Anaya indica que hay que ser muy cautelosos: “si algunos productos se usan sin precauciones pueden traer perjuicios. Algunos tratamientos, además, generan quemaduras por irritación y alergias por contacto a ciertas sustancias. El abuso del jabón puede secar mucho la piel y cambiar sus condiciones naturales, alterando la flora bacteriana y su ph natural”.
Natalia cree que a veces con poco es suficiente. Por ejemplo, una rutina básica para alguien que quiera mantener su piel saludable debe incluir una limpiadora, un protector solar y una hidratante o antienvejecimiento.
Sobre combinar marcas, (una duda que mantenemos quienes las usamos todas) ambos dermatólogos coinciden en que no existen inconvenientes desde que se use un producto adecuado para el tipo de piel.
Y para los hombres que no tienen reparo en usar productos que están dirigidos al público femenino, hay un parte de tranquilidad. Pueden seguir usándolos sin problema, aunque es mejor acceder a las líneas masculinas, que muchas marcas ya desarrollan.
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