Enfermedades


Niños de colegios consumen demasiada ‘comida chatarra’

Los niños y adolescentes en edad escolar están consumiendo más gaseosas, bebidas azucaradas y comida de paquete, según la última encuesta Nacional de Salud Escolar. El llamado es a los padres.

IVIS MARTÍNEZ PIMIENTA

23 de noviembre de 2018 03:44 PM

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud Escolar (ENSE), con el apoyo del Ministerio de Salud de Colombia, 9 de cada 10 escolares (86,9 %) no cumplen con el requerimiento de consumo de frutas y verduras recomendado por OMS, es decir que no comen más de 400 gramos de frutas y verduras al día para mejorar la salud general y reducir el riesgo de determinadas enfermedades no transmisibles.

El 74 % de los niños y jóvenes encuestados toman bebidas azucaradas o gaseosas una o más veces en el día; 83 % come uno o más paquetes de comida chatarra al día y el 76.5 % de los escolares no consume lácteos con la frecuencia recomendada.

Adicional a esto, solo el 15,2 % de los niños y adolescentes cumple las recomendaciones en cuanto a actividad física recomendada por la OMS (niños y jóvenes de 5 a 17 años deben invertir en actividad física como mínimo 60 minutos diarios).

Este panorama dificulta los objetivos mundiales en prevención en salud, que buscan disminuir la obesidad y enfermedades crónicas como diabetes o problemas cardiovasculares, y es que recordemos que un niño sano tienen mayor probabilidad de ser un adulto sano.

Frente a estas preocupantes cifras, Angélica María Claro, directora de incidencia de Red PaPaz, entidad que aboga por la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en Colombia, recomienda:

¿Qué hábitos se pueden implementar en la lonchera de los niños?

- Se les debe incluir:

• Agua, es la mejor bebida para hidratarlos.

• Frutas y verduras siempre.

• Alimentos naturales frescos o preparados en casa. Algunas ideas son huevos, quesos, frutos secos (sin sal o azúcar añadidos), aguacate, cereales naturales (como avena, centeno, arroz, trigo o maíz), tubérculos (como papa, arracacha, zanahoria o remolacha), o preparaciones con estos ingredientes.

Evitar productos ultraprocesados como:

• Bebidas azucaradas (gaseosas, refrescos con fruta envasados, tés, bebidas hidratantes para deportistas).

• Barras de cereal o paquetes de galletas, papas, chitos, chicharrones o mezclas.

• Comidas rápidas, particularmente las de producción masiva o que vienen empacadas listas para el consumo.

• Golosinas.

¿Por qué preocupan estas cifras?

- Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud Escolar son muy preocupantes porque demuestran que no estamos protegiendo el derecho a la alimentación adecuada y saludable de niñas, niños y adolescentes, pues mientras que solo uno de cada 10 estudiantes consume frutas y verduras en la frecuencia recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), 3 de cada 4 consume diariamente bebidas azucaradas y 82 % consume habitualmente productos ultraprocesados de paquete.

El consumo habitual de productos ultraprocesados altos en azúcar, sodio o grasas saturadas incrementa el riesgo a padecer obesidad u otras enfermedades como la diabetes tipo II o enfermedades cardiovasculares como la hipertensión. En Colombia, los patrones alimentarios no saludables son el segundo factor de riesgo vinculado a mortalidad y el cuarto factor de riesgo asociado a enfermedad.

Un agravante de que estas cifras se refieran a población escolar, es que si una persona desarrolla malos hábitos alimentarios a temprana edad, es más probable que se mantengan en la edad adulta, así como también es más probable que si desarrolla obesidad en la niñez, siga siendo obeso en la adultez y desarrolle diversos problemas de salud.

¿Cómo se educa a un niño para que se alimente mejor?

- Justamente la respuesta está en los entornos. Es importante que las decisiones saludables sean las más fáciles de tomar y que los hábitos alimentarios adecuados no sean un sacrificio, sino algo normal y deseado. Para ello, además de hacer de los colegios entornos saludables, se debe:

• Proteger a niñas, niños y adolescentes de los efectos de la publicidad de la comida chatarra que busca engancharlos con personajes o juguetes y que incluso confunden haciendo creer que son equiparables a alimentos naturales con estrategias como poner imágenes de frutas en sus empaques cuando las tienen en cantidades mínimas o incluso no las tienen.

• Brindar a todas las familias la información sobre los productos del mercado de forma tan clara y simple que en menos de 10 segundos puedan identificar si son altos en azúcar, sodio o grasas saturadas. La evidencia muestra que esto se logra con un etiquetado que obligatoriamente se ubique en el frente de los empaques con símbolos fáciles de comprender, siendo los más efectivos los sellos usados en Chile, Perú y Uruguay.

• Favorecer la compra de alimentos naturales y reales en los hogares, para lo cual frutas y verduras deben ser económicas, mientras que la comida chatarra, particularmente las bebidas azucaradas, deben ser gravadas con impuestos que ayuden a desestimular su consumo habitual.

La encuesta se aplicó a estudiantes de ambos sexos matriculados en los establecimientos educativos públicos y privados de todo el territorio colombiano, cursando los grados de educación básica secundaria y media con edades entre los 13 y 17 años para ENSE y 13 a 15 años para ENTJ, con desagregación geográfica de las seis grandes regiones: Atlántica, Oriental, Bogotá, Central, Pacífica y Orinoquía y Amazonía.
La encuesta
- Los entornos son fundamentales para promover hábitos alimentarios, por eso es muy preocupante que los colegios se hayan convertido en ambientes obesogénicos en donde no sólo se ofrece a niños y adolescentes gran cantidad de comida chatarra, sino que además se le hace publicidad. De acuerdo con la evidencia, es fundamental que los entornos escolares sean saludables y eso quiere decir que se deben ofrecer alimentos reales y naturales que incluyan todos los grupos de alimentos, pero particularmente agua, frutas y verduras. Esto debe acompañarse de una restricción de la oferta de productos ultraprocesados, particularmente los altos en azúcar, sodio o grasas saturadas, así como la eliminación de la publicidad de comida chatarra en el entorno escolar y sus eventos.

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