La escena es la siguiente: un grupo de personas se dan cita en un apartamento o lugar privado específico. La música comienza a sonar a niveles altos. Son varias parejas dispuestas a todo. Una de ellas empieza a repartir todo tipo de drogas a los invitados. Cuando todos estén bajo sus efectos, empezarán a tener relaciones sin parar, al menos por 72 horas.
La práctica es ya famosa en países de Europa como España. Se llama “Chemsex” o Sexo químico. Y aunque aún no se reportan encuentros de este tipo en el país, en esta nota entenderá de qué se trata y los riesgos a los que se exponen los que la practican.
El ‘Sexo químico’ va más allá de consumir drogas para sostener relaciones sexuales. Se trata, por lo general, de un tipo fiestas extensas, repletas de drogas, en donde muchos tendrán coito sin protección.
El tema siempre se paseó en la clandestinidad. Sin embargo, una publicación editorial del ‘British Medical Journal' puso sobre la mesa la problemática antes de que se convierta en un problema de salud pública en más países.
Este diario médico, con más de 170 años de existencia, explicó los problemas físicos, emocionales y piscológicos que arrastra esta práctica.
Poner en práctica el Sexo químico abre una puerta de alto riesgo para ser contagiado con una Infección de Transmisión Sexual (ETS). Se explica por la gran cantidad de drogas sintéticas que se usan para estas fiestas, las cuales hacen perder la percepción de peligro, dejando a un lado el uso de preservativos.
El perfil de los participantes suele ser el de personas amantes de las fiestas intensas. Sus edades van de 20 a 40 años y por lo general no suelen ser temerosos de las ETS, ya que lo ven como algo lejano a sus círculos sociales.
Entre las drogas utilizadas para el ‘Chem sex’’ reina la metanfetamina de cristal, el GHB y la más usada, la mefedrona. Todas aumentan el ritmo cardiaco y dan a los participantes una sensación de euforia y agitación sexual.
La mefedrona se suele conseguir sin problemas a través de sitios de internet en los que se comercializa por cerca de 100 euros los 10 gramos.
El riesgo aumenta con el uso de las drogas. La mefedrona suele ser empleada a través de jeringas compartidas, lo que potencia la transmisión de las ETS en los participantes.
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