Sin embargo, en algunos casos los estudios científicos han mostrado que sirven para prevenir y tratar enfermedades, lo que se constituye en un gran avance para la medicina.
Se trata de las garrapatas, esa especie de insecto, desagradable y molesta, que mayormente se encuentra presente en los animales y que habita en hogares donde no hay hábitos adecuados de limpieza.
Después de dos décadas de investigaciones, se encontró que la saliva de estos bichos tiene propiedades anticuagulantes. No obstante, estas bondades no están en todos los tipos de garrapatas, sino que se halla en una especie conocida como Ornithodorus moubata.
Pero este descubrimiento no es tan reciente como se cree, pues fue por allá en 1990 cuando se dio la conclusión. En un artículo publicado en Science, durante ese año, ya se hablaba de este beneficio, puesto que este animal tiene la capacidad de inhibir el llamado factor Xa, una enzima que actúa en la formación de coágulos.
De esta manera, es preciso señalar que la coagulación es ese proceso mediante el cual la sangre se torna sólida para evitar que se derrame en caso de heridas o lesiones.
En la década de los noventa, diversos laboratorios lograron sintetizar el 'Péptido Anticoagulante de Garrapata' (TAP, por sus siglas en inglés) y a desarrollar fármacos que hoy día son utilizados para prevenir accidentes como el tromboembolismo venoso posterior a una cirugía de cadera y rodilla o las trombosis en pacientes con fibrilación auricular.
Aunque es un tratamiento que se está trabajando desde hace más de 20 años, solo hasta hoy está completamente comprobado que los fármacos fabricados con saliva de garrapata son la mejor opción para licuar y digerir la sangre, lo que sin duda ayudará a prevenir accidentes cerebrovasculares en aquellas personas en riesgo.
Los pacientes con fibrilación auricular son los más propensos a sufrir este tipo de episodios, ya que la sangre de su corazón tiende a estancarse y a coagularse debido a la irregularidad del ritmo cardiaco. Es muy probable que este sólido llegue a desplazarse hasta el cerebro y quedar atrapados en alguna arteria cerebral, obstruir el flujo de sangre y producir la llamada trombosis.
Por lo general, este problema suele presentarse en personas mayores con presión arterial u otras enfermedades del corazón. Este tratamiento que surgió a partir de las garrapatas, está dirigido a los pacientes precisamente con fibrilación auricular, por lo que actualmente el tratamiento trabaja en el cumplimiento de dos objetivos: disminuir la frecuencia cardíaca (lo que hace más eficiente el bombeo) y evitar la formación de coágulos.
ANTECEDENTES
Desde hace más de un siglo, las emergencias causadas por la coagulación no deseada de la sangre, inspiraron a una serie de estudios con el fin de encontrar la forma de mantener esta sustancia líquida. En 1884, expertos encontraron que en la saliva de las sanguijuelas había una alternativa, 32 años más tarde descubrieron que el hígado de los perros también servía para tratar este mal, mientras que en 1934 hallaron que en el trébol dulce mohoso estaba la cura. Este finalmente, se convirtió en el anticoagulante más usado del mundo.
Sin embargo, pese a que los medicamentos desarrollados con este tipo de hallazgos cumplían su labor, algunos de ellos resultaron contraproducentes. Uno de esos inconvenientes fue la toxicidad, así como la necesidad de ajustar las dosis a cada paciente, ya que se presentaban dificultades en cuanto a la interacción con alimentos u otros fármacos, entre otros.
Es por esto que los científicos siguieron buscando un anticoagulante ideal: uno que fuera oral, que no requiriera monitoreo permanente, cuyas dosis fueran fijas, que su acción no se viera afectada por consumir ciertos alimentos o medicamentos, y que no redujera las plaquetas de la sangre”, explica el cardiólogo Miguel Urina Triana, investigador clínico y experto en la historia de los anticoagulantes.
Y eso solo se consiguió hasta hoy, evitar por medio de estos fármacos la formación de coágulos, previene accidentes cerebrovasculares en personas con fibrilación auricular, la forma más común de arritmia cardiaca.
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