Salud


Malla adelgazante: ¿milagrosa o peligrosa?

COLPRENSA

07 de febrero de 2014 09:13 AM

Luego de que en ciudades como en Medellín, Cali y Bogotá se publicitará sobre la malla sublingual, supuestamente uno de los métodos más rápidos y efectivos para adelgazar sin engorrosos tratamientos, el Invima alertó a los ciudadanos de abstenerse a probar este producto, ya que no cuenta con registro sanitario. 

Así lo afirmó el director de dispositivos médicos de la entidad, Elkin Otálvaro a Blu Radio. 

Esta alternativa, también conocida como la malla adelgazante, fue creada en México por el experto Raúl Góngora y traída al país por un par de especialistas colombianos que aprendieron la práctica y adquirieron la franquicia. 

En la página oficial de este producto 'www.mallaadelgazante.com', se ofrece el tratamiento como lo más novedoso para bajar de peso sin ningún riesgo. El cirujano Góngora pone a la venta la franquicia y explica que este método está “debidamente patentado y registrado”, además de contar con un contrato médico-legal. El costo de 10 mallas es de 4.000 dólares y el comprador recibirá asesoría personalizada para su uso. 

En esta misma web aparece el nombre de cinco especialistas colombianos autorizados para ofrecer el producto en el país, se trata de los doctores Rafael Quintero, Leonel González y Mauricio Suárez en Bogotá, así como Darío Silva en Ibagué y Julián Trujillo en Cali. 

COLPRENSA estableció contacto con el otorrinolaringólogo Mauricio Suárez, especialista en cirugía facial, quien da fe del éxito de este producto, el cual según él no representa ningún riesgo para quien lo usa. 

De acuerdo con Suárez, esta malla es tan solo un “estímulo” para aquellas personas que desean bajar de peso, sin poner en peligro su salud. El dispositivo está hecho de polipropileno, “un material que ya ha sido probado en el cuerpo y que se sabe que no causa efectos secundarios en la gran mayoría de quien la usa. Su función es limitar un poco el movimiento de la lengua, lo que hace que uno no pueda comer alimentos sólidos”, cuenta el experto colombiano. 

Este pequeño elemento hace que la lengua no pueda doblarse para deglutir, por lo que quien lo tiene, está impedido a morder. Es allí cuando el paciente debe someterse a una dieta líquida rigurosa basada en caldos, jugos, yogurt, licuados y gelatinas, que garantiza el éxito del tratamiento. De acuerdo con Suárez esta dieta no lleva a la persona a ningún grado de desnutrición si se ajusta a las recomendaciones de los especialistas. 

El cuerpo, al no recibir ningún alimento sólido, con el tiempo, hace que el estomago se reduzca en un 40%. El paciente se ajustará a la dieta y no volverá a comer en grandes cantidades. 

“Al paciente debe enseñársele cómo comer de forma saludable, la malla solo es un estímulo, el paciente con ésta se da cuenta que sí puede bajar de peso. Este producto tiene casi que el mismo efecto que un balón o una manga gástrica, con la diferencia de que deja menos efectos secundarios, hay menos riesgo que en una cirugía, no hay incapacidad, ni tampoco hay alteraciones”, agregó el cirujano. 

Sin embargo, esta práctica indica que este tratamiento también está basado en una carga psicológica, pues quien usa la malla, sabe que no podrá comer sólidos, debido a que sentirá un leve dolor en su lengua cada vez que lo haga. 

EL PROCEDIMIENTO 

El procedimiento parece relativamente sencillo, su colocación tarda aproximadamente entre cinco a siete minutos y para ello es necesario anestesia local. Sin embargo, antes de someterse, el paciente deberá pasar por una serie de exámenes que determinarán su compatibilidad con el producto. 

“No todos los pacientes son candidatos a la malla, tienen que tener un criterio. Es por esto que hacemos un estudio para saber si tiene sobrepeso, en qué nivel o grado de obesidad está y conocer sus hábitos alimenticios. La idea no es llevar al paciente a un grado de desnutrición, sino a un estado saludable y que mejore su calidad de vida. Mandamos unos exámenes prequirúrgicos: un hemograma y unas pruebas de coagulación, si estas salen bien se toma la decisión de poner la malla”, aseguró Suárez. 

El tratamiento dura aproximadamente 25 días, a partir de este tiempo “los puntos se van soltando solos, por lo que a la tercera semana ella se cae sola, es como una calza en la boca, un piercing suele ser más agresivo que ella”, explicó. 

SIN REGISTRO 

A pesar de las supuestas bondades de este proceso no invasivo, el cirujano Suárez, admitió que el producto no cuenta con el registro Invima, debido a que es relativamente nuevo. 

“Este es un procedimiento nuevo y sí debe tener un registro, estoy de acuerdo. No es que no se haya hecho porque sea un material que cause daño y que se esté escondiendo el procedimiento para no hacerlo. Lo que pasa es que es relativamente nuevo, no lleva más de 10 años de invención. En Colombia apenas está llegando y no podemos cerrarnos a las buenas posibilidades que existen”. 

Según Suárez, ya se están llevando a cabo las gestiones para legalizar el producto, pero también indicó que es un proceso que lleva tiempo. 

“Hablo por mí, estoy muy interesado en que esto se registre, he hablado con el doctor Góngora para tener todos los estudios que él hizo con anterioridad, presentarlos ante las autoridades competentes y hacer las diligencias para poder hacer la publicidad de la malla. Estos procesos no son de un día para otro y nuestra idea es hacerlo de la forma más correcta para que el paciente gane más confianza

Suárez aseguró que en México este producto cuenta con la autorización de entidades pertinentes de Guadalajara.

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