El oído es un conjunto de piezas cuyas funciones principales son mantener el equilibrio y audición. Este gran órgano del cuerpo se divide en tres partes: oído externo, oído medio y oído interno. Actúa como un filtro, transformando los sonidos en información.
“En el oído interno, una red de pequeñas células sensoriales y fibras nerviosas recogen las vibraciones del sonido y las transforman en impulsos eléctricos que nuestro cerebro puede procesar. Si el oído se expone a fuertes vibraciones de forma reiterada a lo largo del tiempo, las células sensoriales y las fibras nerviosas pueden resultar dañadas, y, si no se pueden curar o reemplazar, esto llevará a una pérdida auditiva permanente”, explica el sitio especializado en el tema www.oticon.es.
Una de las incógnitas que más nos realizamos es cómo sería la forma correcta de limpiarlos. Por eso muchas veces en el intento se pude llegar a lastimarlos. La regla es no introducir objetos o cualquier clase de líquidos a menos que sea un experto el que lo recomiende. Este órgano se limpia por sí solo y de hacerlo solo sería de forma superficial o por fuera.
Proteger el oído
Es tan delicado y dependemos tanto de él que no se debe tratar a la ligera, por eso, se debe dejar atrás viejos mitos como por ejemplo el de aplicar leche materna en el oído de un niño con otitis. De usar alternativas caseras se pueden irritar el conducto auditivo y la membrana del tímpano y provocar una infección.
La mayoría de infecciones podrían evitarse. Por lo anterior es importante tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
* En la medida de lo posible cuidar que a los niños no se les meta agua sucia en los oídos.
* En caso de sospechar, asegúrese de que le diagnostiquen a tiempo las infecciones de oído.
* Permanezca atento a problemas como el dolor de oídos, pérdida auditiva y la otorrea, (emisión de flujo purulento por el conducto auditivo externo).
* Enseñe a sus hijos a no introducirse en el oído ningún objeto, como lápices, comida o ganchos de cabello.
* Este órgano no debe sufrir golpes ni traumas, ya que puede dañarle el tímpano.
¿Y si duele el oído?
Puede llegar a sentir dolor por las siguientes causas:
* Un tapón de cerumen en el oído.
* Una infección aguda en el conducto auditivo.
* Una infección aguda en la membrana del tímpano, o la presencia de líquido en el oído medio.
Solo un experto, (otólogo) puede detectar el problema, por ello es importante que la persona afectada acuda a una revisión. Ningún dolor de oídos se debe pasar por alto, ya que puede conllevar problemas graves.
El cuerpo emite ciertas alertas para manifestar que algo no está bien, cuando hay posibles problemas de oído se debe estar alerta a estos. Bien sea que llegue el dolor, que salga flujo purulento, haya pérdida de audición, desarrollo deficiente del habla (especialmente en el caso de los niños), o si la persona no entiende bien lo que se le está hablando. De llegar a pasar estas cosas, consulte a un médico lo antes posible.
Según la Organización Mundial de la Salud “casi la mitad de los casos de sordera y defectos de audición se puede prevenir si las causas comunes se atienden en el nivel de la atención primaria de salud”.
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