Recuerdo que un tiempo atrás fue lo más “in”.
Piercings por todos lados: en las cejas, a un lado de la nariz, en el ombligo.
Era el detalle que, personalmente, más me llamaba la atención al ver los videos de cantantes como Christina Aguilera.
... Y estaba el piercing en la lengua.
Todo adolescente quería hacerse uno, incluso yo.
Bueno, pues resulta que gracias a Dios no lo hice, porque es una de las perforaciones más peligrosas y delicadas que existe. El odontólogo Christian Salazar, de la Universidad Autónoma de Manizales, nos explica:
“La lengua es una terminación nerviosa, así que es un sitio que no debe ser perforado. Si yo voy a usar uno de estos adornos, tengo que hacer una perforación, y muchas veces puedo comprometer y dañar nervios, que van quedar así definitivamente”.
El hecho de afectar alguna vena, arteria o nervio, hace “que se produzca un sangrado o la pérdida de sensibilidad en la lengua, entonces hay una muy alta probabilidad de que quien se someta a este proceso, se quede sin el sentido del gusto”.
Y mantenerlo....
En la boca hay muchas bacterias, y con el piercing van a proliferar con mayor rapidez, produciéndose halitosis (mal aliento) y enfermedades como inflamación de la lengua, irritación y, como se dijo anteriormente, hasta pérdida de los sabores.
El odontólogo es enfático en no recomendar bajo ninguna circunstancia, que las personas se somentan a este procedimiento, que más allá de ser un accesorio, supone graves problemas en la cavidad bucal.
“No se deben usar piercing en la lengua, pues además de causar infecciones, puede causar la inmovilidad del órgano”.
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