Fervor en el preámbulo de la fiesta de la virgen del Socorro

“Ya se oye el repicar de las campanas la música celeste voladores y recamaras”, así, inicia la canción que por esta época del año es la que más se escucha en el municipio de Sincé. Grandes, chicos, viejos, mujeres y hombres, la tararean sin descanso, es la letra de la canción “Patrona de mi Pueblo”, del compositor sinceano Juan Severiche Vergara, la que se a convertido en un himno a la virgen del Socorro, fecha que los sinceanos celebran con gran alborozo, entre eucaristías, desde las cuatro de mañana, y hasta las siete de la noche. La “patrona”, como le dicen a la imagen de la virgen es bajada de su nicho y colocada al lado izquierdo de la nave central, donde ocho noches consecutivas con sus días entre flores multicolores, confesiones, y mucha fé, transcurren los días y las noches más esperados por los sinceanos raizales y no raizales. Desde el 30 de agosto pasado con el rosario de la aurora, a las 4 de la mañana, las viejas campanas de la torre del reloj, repican sin cesar invitando a la comunidad católica de Sincé a salir de sus casas y prepararse para la primera eucaristía y así hasta el 8 de septiembre, día culmen de la celebración ancestral de los sinceanos. Está fiesta religiosa, de mucho renombre por su contenido de fé, ya a traspasados fronteras y es muy común escuchar a los visitantes hablar de la primera aparición de la Virgen del Socorro, en el arroyo el Raicero, cuando la guerra de los colorados. Está historia ancestral de fe, que los sinceanos cuidan y respetan con cariño está en sus días centrales ya han pasado días y noches de novenas, se aproxima el gran día, se alistan para esperar, ese que subrayan en rojo en el calendario, ese que cuentan y recuentan, el ocho de septiembre, día y fecha que esperan con anhelo. Según los habitantes, un día común y corriente en el calendario tal vez, es el ocho de septiembre, pero no para el sinceano, que desde muy de madrugada, con el despertar de las bocinas de los carros y las motos se levantan apresurados, a colocarse sus mejores galas, las mujeres al igual que los hombres de todas las edades y sin distingo de colores y de política, estrenan sus mejores ropas, engalanados de la cabeza a los pies. Le rinden tributo a las cuatro de la tarde en una solemne procesión que recorre todo el pueblo la imagen de la Virgen del Socorro, en hombros los sinceanos, hacen cola para cargar a la Madre de Jesús, en la advocación de la virgen del socorro, esa mujer maravillosa que un día de septiembre, se paseaba de orilla a orilla, en el arroyo caudaloso del Raicero, liberándolos de la turba enceguecida que se quería tomar la aldea de Sincé. Esa, es la tradición, la fiesta de fe, esa es la fecha del ocho de septiembre, cuando los sinceanos se preparan para celebrar año, tras año, la fiesta en honor a la virgen del Socorro, cuando las familias se reencuentran en abrazos largos, en lagrimas por los que ya no están, en buenos augurios. Esa es la gran fiesta Mariana, por la que los sinceanos son reconocidos, la fecha del 8 de septiembre, día que en el santoral católico, está marcado como el nacimiento de María.