Hoy, Titánic Ensamble en concierto musical

A partir de las 7 de la noche de hoy se presentará en el Teatro Municipal de Sincelejo, la agrupación musical Titánic Ensamble, cuyos integrantes ofrecerán un concierto musical. Esta agrupación musical procedente de Bélgica está integrada por: Eric Robberecht, violín; Christophe Flamme, flauta; Eric Liesenborghs, clarinete; Caroline Sophie Tref, violonchelo; Marc Henne, contrabajo; Pierre Brunillo, piano, y Louison Renault, percusión. La noche del 14 de abril de 1912 mientras el majestuoso Titanic se hundía en las heladas aguas del Atlántico norte, su orquesta seguía tocando. Ocho valientes músicos entonaron hasta el último instante los ritmos alegres o nostálgicos que acompañaron a los viajeros del trasatlántico durante su corto viaje. Hoy, la agrupación musical Titanic lo invitan a subirse a un barco que no se hunde, que se mueve por un pentagrama entre olas musicales para emprender un viaje a la “Belle Epoque”, ese periodo de optimismo y confianza que precedió al estallido de la primera guerra mundial. “Ya desde el anuncio de la primera interpretación los pies comenzarán a marcar el compás. Luego surgirá el aroma seductor del té chino. De repente las clavas de un malabarista girarán sobre las cabezas de los más pequeños y, casi sin darse cuenta, la abuela se sumergirá en los recuerdos de infancia que trae una nostálgica serenata napolitana. Su música nos trasladará en la imaginación a una playa exótica mientras una rumba acompaña el murmullo de la marea tropical. Luego todos serán llevados por la velocidad vertiginosa del Expreso de Escandinavia y nos sentiremos rejuvenecidos por un swing alegre porque la guerra concluyó”. Desde 1996 el Ensamble Titanic, agrupación conformada por siete músicos belgas de primera línea - Eric Robberecht (violín), Christophe Flamme (flauta), Eric Liesenborghs (clarinete), Carolyn Treff (violonchelo), Marc Henne (contrabajo), Pierre Brunillo (piano) y Louison Renault (percusión)- estudia e interpreta la música que llenaba de alegría los salones europeos, los garitos de Valparaíso y Hong Kong o los palacios de Schönbrun y Windsor en el preludio de los nefastos eventos que marcaron al siglo XX.