Sucesos


7 muertes violentas en menos de 8 horas, en Cartagena

REDACCIÓN SUCESOS

18 de mayo de 2015 12:00 AM

Fue un crimen tras otro, horas interminables y dolorosas las que se vivieron en la ciudad entre la noche del sábado y la madrugada de ayer. En ese lapso, cinco personas fueron asesinadas en hechos aislados. Cuatro perecieron por ataques con armas de fuego y la otra fue acuchillada.

Pero la tragedia también se paseó por las vías. Dos motociclistas murieron en dos accidentes de tránsito, que están concatenados, y que ocurrieron en la variante Mamonal-Gambote.

En las vías

El recorrido de la muerte empezó con el caso de Gabriel Cervantes Moreno, de 43 años. Vivía en Membrillal y era soltero. Su hermana Aracelis Cervantes contó que era electricista, pero por la falta de trabajo decidió ganarse la vida como mototaxista. En eso llevaba dos años.

El sábado en la noche fue a llevar a un cliente a Pasacaballos. Luego, quiso regresar a Membrillal y por eso se fue por la vía Mamonal-Gambote. Por desgracia, al pasar por el kilómetro 9 más 26 metros (cerca de la empresa Reficar), un carro recolector de basuras de la empresa Pacaribe lo arrolló. Murió en el acto, pues el pesado vehículo le pasó por encima. Instantes después, en represalia por lo ocurrido, la comunidad quemó el camión recolector que arrolló y mató al motorizado.

El hecho acababa de ocurrir cuando por el lugar pasó en su moto Johan Manuel Alcalá Cabarcas, trabajador de una empresa contratista de Aguas de Cartagena. Se cree que se habría descuidado viendo el accidente mientras manejaba, y fue arrollado por una tractomula cerca del lugar del accidente en el que murió el mototaxista. También murió de inmediato.

De Johan se conoció que vivía en el barrio Fátima de Turbaco y que era el mayor de cinco hermanos. “A las 7 de la noche de ayer -sábado- llamó a su mamá y le dijo que ya iba para Turbaco, a su casa, y nunca apareció por el accidente”, relató tristemente Juan Alcalá, padre del difunto.

Los asesinatos

Tras las muertes en accidentes, sobrevino una racha de asesinatos. Poco después de las 8 de la noche del sábado, mataron al mototaxista Juan David Lamadrid Torres, de 29 años. Iba en su moto por la calle Segunda del Labrador, en el barrio San Isidro, cuando la muerte lo sorprendió. Una versión deja ver que fue en ese lugar donde el cliente que llevaba de parrillero le dio un balazo en la espalda y luego le hurtó su vehículo.

El agresor huyó en la moto y a la víctima la llevaron a la Clínica El Bosque, donde murió minutos después. Lamadrid vivía en el barrio Alto Bosque, en Turbana, junto con su mujer y sus dos hijos. Todos los días el mototaxista venía a Cartagena a trabajar. Era oriundo de El Carmen de Bolívar y hace tres años se dedicaba al mototaxismo. Sus parientes dicen que el sábado salió de su casa a las 3 de la tarde a llevar a un cliente a Cartagena. En la noche ocurrió la tragedia.

Las horas pasaron y al llegar la madrugada de ayer siguieron los homicidios. Entre ellos está el de Carlos Luis Sosa Valderrama, un albañil de 37 años. Era la 1:30 a.m. de ayer, cuando el venezolano estaba dentro del apartamento 3 de la torres 19, en el conjunto Torres de Bicentenario (en la urbanización Bicentenario). Dicen que estaba con una mujer con la que sostendría una relación amorosa cuando al inmueble llegó un hombre. Unos dicen que era el marido de la mujer y otros que era el ex.

Lo que sí es cierto es que el sujeto, al encontrar la escena, se trenzó en una riña con Carlos Luis. Hubo gritos y destrozaron la puerta del apartamento. Luego, el hombre tomó un cuchillo con el que le hizo varias heridas al albañil, las cuales le causaron la muerte. El agresor huye y de la víctima se sabe que vivía en El Pozón.

Por otra parte, está la muerte de Cristian Herrera Herrera. El palenquero, de 26 años, vivía con su mujer en Villa Fanny (junto a Nelson Mandela). Dicen que el sábado se fue a una fiesta con unos amigos y al llegar la madrugada de ayer decidió terminar su juerga. Eran las 2 a. m. cuando caminaba por la vía principal de La Sierrita. Estaba cerca de casa y de repente aparecieron dos sujetos en una moto. El parrillero sacó un arma y le dio varios balazos. Los agresores huyeron y al herido lo llevaron en una moto a la Clínica Madre Bernarda. Llegó vivo, pero murió momentos después, pese al esfuerzo de los médicos.

Solo unos minutos después de esa muerte, mataron a Néstor Enrique Vargas Ledesma, quien deja cuatro hijos. Vivía en el sector 11 de Noviembre de Olaya Herrera, con su mujer.

Su familia contó que el sábado se fue a tomar licor a un establecimiento en el sector Ricaurte, en el mismo barrio, con varios amigos. En la madrugada de ayer salió de allí para irse a casa, pero decidió en el camino parar en una tienda para tomarse una cerveza. Al salir del lugar, mientras caminaba cerca del colegio San Felipe Nery, lo sorprendieron. Un sujeto le dio un balazo en la espalda y otro en la parte posterior de la cabeza, matándolo en el acto. Los suyos creen que lo mataron para atracarlo, pues le quitaron su cartera y otras pertenencias. “Néstor prestó el servicio militar y luego empezó a trabajar como vigilante. Ahora no tenía contrato, pero el sábado estuvo haciendo las vueltas para meter una hoja de vida en una empresa y en la madrugada de hoy -ayer- lo mataron”, explicó una familiar de Vargas.

Por último asesinaron a Jorge Ruiz Arroyo, de 33 años. Vivía en el sector Campo Bello 1, en Nelson Mandela, junto a su mujer y sus cinco hijos. Era oriundo del corregimiento de Nuevo Retén (Marialabaja). Hace 10 años llegó a Cartagena desplazado por la violencia.

Su familia contó que el sábado en la noche salió de su casa (en el sector Campo Bello 1). Se fue a un cumpleaños que se celebraba en una vivienda cercana. Mientras estaba en el lugar, a las 3:40 a. m. de ayer, seis sujetos llegaron. “No se asusten que vinimos a matarlo a él”, dijo uno de los desconocidos, mientras señalaba a Jorge. Después, uno de los sujetos sacó un arma y lo mató de varios balazos. Los seis desconocidos huyeron, pero varios allegados de la víctima los atacaron con piedras y botellas. En la huida hicieron varios disparos, hiriendo a dos personas en las piernas. Jorge trabajaba en una bodega en el Mercado de Bazurto y deja cinco hijos. Sus parientes desconocen por qué lo asesinaron.

Las autoridades investigan los cinco homicidios en la ciudad, por los que no se reportaron capturas.

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