Al rededor de las 3:20 de la tarde la atmósfera enrareció en la calle que conduce al juzgado segundo penal. Una buseta del Inpec parqueó y de ella descendieron tres guardias y dos policías que custodiaban a Jaime Moreno Gamboa, sindicado de cometer el asesinato de su hermano de crianza Wisting Fierro; su mujer, Juliana López y Eliana Grau, empleada de la pareja.
La juez dio inicio a la audiencia a las 3:39 de la tarde a la llegada del abogado defensor Edgardo Barrios, quien indicó que no conocía el caso y pidió su aplazamiento para estudiar el folio de acusación.
Ante la decisión de la juez de aplazar la audiencia para el próximo 29 de abril, los más indignados fueron los familiares de las dos mujeres víctimas, pues dicen que dos veces ha ocurrido lo mismo y temen que no haya justicia en este caso.
“Yo vivo para la vía de Tiquisio. Cada vez que vengo son $500 mil, en menos de 15 días un millón de pesos y no se hace nada. Nada más que para venir a ver”, indicó Emiro López, padre de Juliana, una de las víctimas del macabro asesinato.
Para llegar a Cartagena Emiro debe coger una chalupa desde el sur del departamento de Bolívar y navegar por el Río Magdalena hasta donde Magangué donde toma transporte terrestre hasta Cartagena. Dura todo un día viajando y viajando estricto de dinero se gasta $500 mil.
Ya lo conocía
López indica que no es primera vez que ve a Jaime Moreno Gamboa, el sindicado. Las veces que vino a visitar a su hija lo conoció y dice que era muy cercano a Wisting Fierro.
“A veces salía de discusión con Wisting, el finado, y la hija mía lo defendía, lo quería y mire el pago que le dio”
Su hija, Juliana, a quien crió desde pequeña luego de que su esposa lo abandonara con tres hijos, vivió dos años y medio con Wisting Fierro y administraba las dos estéticas que tenían.
Emiro estaba en la finca en Tiquisio cuando ocurrió el macabro hecho. Dice que le avisaron a los tres días que no los habían visto y que habían encontrado unos cadáveres. Cuando llegó a Cartagena, los cadáveres ya habían sido llevados a Barranquilla, donde Medicina Legal pudo identificarla.
“A ella la mataron un sábado, yo esa noche tuve un sueño maluco. Vi un poco de cerdos enganchados. Ese día a la una de la madrugada la sacaron de la casa y la mataron con la otra niña y Wisting”, dice.
“Ese señor que está ahí, que los mató o los mandó a matar, como vivía con ellos le regaló el perrito a una señora de enfrente y después nosotros lo quitamos y lo llevamos para Tiquisio. El perrito fue con ellos cuando los mataron porque estaba todo lleno de cadillo de donde los quemaron. Quien sabe porqué no mataron al perrito”.
López dice que lo único que le interesa en este caso es que haya justicia. “Que lo pongan preso, que pague lo que hizo, eso es lo que le pido yo a la Justicia”, dice.
No conocía su cara
Por su parte, los familiares de Eliana Grau por primera vez vieron la cara de su presunto verdugo. El padre de Eliana tuvo que salir de la sala de audiencias luego de que señalara a Moreno Gamboa como el asesino de su hija.
Grau, no ha tenido sueño tranquilo desde la muerte de su hija major, justo el día de su cumpleaños. Hasta debió vender su casa para comprar el nicho donde reposan los pocos restos que quedaron de su hija. Él solo espera que se haga justicia.
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