Una racha de muertes violentas sacudió a la ciudad. En menos de trece horas, entre las 5 p.m. del lunes y las 6 a.m. de ayer, tres personas murieron tras ser agredidas y un hombre fue abatido por la Policía. El primero en hallar la tragedia fue Robinson De Ávila Álvarez.
El taxista, de 63 años, residía en la calle 45 de La María junto a tres de sus doce hijos. A las 3 a.m. del lunes, recogió a tres mujeres, entre ellas una embarazada, junto a la Clínica Maternidad Rafael Calvo. Las llevó al barrio 9 de Abril (La Pajarera), y cuando estas bajaban, un sujeto que esperaba en el lugar lo intimidó con un cuchillo.
“A Robinson lo habían intentado atracar varias veces y nunca se dejó. Creemos que se opuso al robo y el sujeto lo atacó. Le dio cuchilladas en los brazos, las piernas y el abdomen”, indicó una hija de De Ávila. El agresor huyó y Robinson pidió ayuda a un vecino, quien en el mismo taxi lo llevó al Hospital Universitario. Robinson le dio el teléfono fijo de su casa y el vecino avisó a sus familiares.
“Llegamos al hospital y los médicos nos dijeron que lo salvaba un milagro porque botó mucha sangre. A las 5 de la tarde del lunes murió”, concluyó la hija del taxista, quien además señaló que el celular de este no fue hallado en el taxi. La Policía confirmó que en el vehículo encontraron $300 mil del producido. Se dice que quien atacó al taxista es un sujeto apodado ‘el Monito’.
De otro lado, está el asesinato de una mujer, de unos 40 años, a quien llamaban ‘Tatiana’. Cuentan que se la pasaba en Alcibia, junto a la avenida Pedro de Heredia, y fue allí donde encontró la muerte. Según la Policía, ‘Tatiana’ habría intentado atracar a otra mujer, pero José Sarmiento Portillo habría intercedido.
‘Tatiana’ lo cortó con un pico de botella en el cuello y Sarmiento, presuntamente, sacó un punzón y la hirió en el tórax. A la herida la llevaron policías a la Clínica Cartagena del Mar, pero llegó muerta. A su presunto asesino le suturaron la herida superficial que sufrió en el cuello y lo capturaron. Ayer en la tarde fue llevado a audiencia ante un juez. El cadáver de la mujer está como NN en morgue de Medicina Legal.
El mismo lunes, a las 10:30 p.m., un policía abatió a Carlos Manuel Domínguez De Ávila, de 29 años. Su familia dice que era mototaxista y vivía en San Pedro Mártir. Deja una hija de 10 años. La Policía señaló que el día del hecho, Carlos iba de pasajero en una mototaxi por El Carmelo. El mototaxista lo notó raro y se detuvo, pidiéndole que se bajara. El motorizado alertó a uniformados que estaban cerca, que le solicitaron a Carlos una requisa.
La Policía señaló que este huyó y que luego sacó lo que parecía ser una pistola real, en la calle Lima. Uno de los policías reaccionó y le dio un balazo en un glúteo. Al hombre lo llevaron a la Clínica Blas de Lezo, donde murió. La bala que recibió en el glúteo lo atravesó y le salió por la pelvis, afectándole la vena femoral. Al difunto lo investigan por su presunta responsabilidad en el robo de una moto que ocurrió el lunes en la mañana, en El Carmelo.
En la terraza de su casa
Por último, está el crimen de Juan José Cuestas Torres, de 19 años. Vivía en la calle Wilfrido Castro de La Esperanza. Hace meses tenía líos con un miembro de la pandilla ‘los Candelos’, de La Candelaria, a quien apodan ‘el Ñato’. “Hace un mes ‘el Ñato’ le partió la cabeza y decía que tenía que matarlo”, explicó Judith Torres, madre de Juan.
La sentencia se la habrían cumplido ayer. A las 6 a.m., Juan, quien era albañil, salió a barrer la terraza de su casa.
“En el techo estaban escondidos ‘el Ñato’ y ‘Dalmiro’. Apenas vieron a Juan, saltaron y le cayeron. ‘El Ñato’ le dio cuchilladas en la espalda, el cuello y el pecho. Juan los enfrentó y persiguió, pero luego se devolvió y me dijo ‘abuela ‘el Ñato’ me dio’. Enseguida se desplomó y lo llevaron al CAP de La Candelaria, pero llegó muerto”, relató Gloria Lozano.
Instantes después, la Policía capturó al presunto asesino. Su nombre de pila es Ronaldo Fabio Peña y está a disposición de la Fiscalía.
En accidente
Genaro Cabello Valdez, de 36 años, murió en un accidente. Vivía en La Esperanza, deja 6 hijos y vendía plátanos en Bazurto. El lunes, a las 11 p. m., cruzaba la avenida Santander junto a un yerno y fue arrollado por una camioneta, conducida por un ingeniero. Lo llevaron a la Clínica Crecer, pero llegó muerto ante las múltiples fracturas y heridas.
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