Roquelina Gamarra estaba sentada en la sala de su casa, en la calle 10 de Mayo de La Candelaria, cuando una nieta, de 2 años, llegó llorando a su regazo. La niña decía que se había quemado un dedo, y Roquelina sospechó que algo malo pasaba, pues hacía unos segundos había visto a la menor con una caja de fósforos. Mandó a una hija suya a que fuera al cuarto del acaba de salir su nieta, y cuando esta llegó lo encontró en llamas. El hecho ocurrió el martes, a las 6 p. m.
“Creemos que mi nieta jugaba con un fósforo y al quemarse lo soltó y este cayó sobre unos colchones, ocasionando el incendio. Las llamas se esparcieron por toda la casa rápidamente, y no pudimos hacer nada. En medio de toda esa candela, me acordé que una hija mía -de 12 años- estaba encerrada en un baño. Ella tiene síndrome de Down, así es que corrí entre las llamas y la saqué como pude. Luego, un carro de Aguas de Cartagena ayudó a echar agua, y después llegaron los Bomberos y apagaron todo. No nos pasó nada a las siete personas que vivimos acá, pero perdimos todo”, dijo Roquelina.
Por otra parte, ayer en la madrugada un incendió dejó en cenizas la cocina del restaurante Danny, en la Boquilla. En el lugar dejaron encendido el fogón de la estufa, lo que causó la conflagración. Los dueños del negocio perdieron más de $300 mil en alimentos, entre otros enseres.
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