Las autoridades investigan dos hechos delictivos aislados que dejaron a dos familias sumidas en el dolor y el luto. Orlando Mercado Jiménez fue asesinado en la invasión 3 de Junio, mientras que en El Pozón ultimaron a Ángel Herrera Flórez. En ambos casos, sicarios fueron los protagonistas.
De Orlando Mercado se conoció que tenía 41 años. Deja tres hijos y vivía solo en la invasión 3 de Junio, que está junto a El Nazareno. La Policía Metropolitana indicó que el crimen sería un ajuste de cuentas. La institución confirmó que el hombre estuvo preso en la Cárcel de Ternera durante un año y seis meses por el delito de extorsión, y que recobró su libertad en octubre. También que tenía antecedentes por concierto para delinquir, lesiones personales y tráfico de moneda falsa.
Sin embargo, la familia del difunto cree que el crimen está relacionado con una amenaza. “Una expendedora de drogas lo amenazó. Orlando le había reclamado porque por tener ese negocio ilegal por su casa, estaban llegando todos los consumidores de vicio. Discutieron y apenas hace nueve días esa mujer le dijo que lo iba a mandar a matar, pero Orlando no prestó atención”, relató una familiar de Mercado.
El sábado, a las 8:30 p.m., Orlando estaba sentado frente a su casa con su hijo mayor, un cuñado y un amigo. “Su cuñado y su amigo se fueron y lo dejaron con el hijo. Orlando estaba en una silla cuando llegaron dos hombres a pie. Uno de ellos sacó un arma y le dio un balazo en la frente y otro en el pecho. El hijo tuvo que correr para que no le dispararan”, relató Mábel Mercado, hermana de Orlando. Los agresores corrieron y luego huyeron en una moto. Por el baleado no hubo algo que hacer. Murió en el acto.
Por otro lado, está el crimen de Ángel Herrera, quien tenía 26 años. Residía en el sector Los Tamarindos del barrio El Pozón y era vendedor de CD. El sábado, a las 9:20 de la noche, el vendedor ambulante estaba a pocas cuadras de su casa, escuchando música en una esquina y tomándose unas cervezas.
Todo parecía ir bien, hasta que dos sujetos en una moto llegaron al lugar. El parrillero sacó un arma de fuego y le disparó en repetidas ocasiones a Herrera, quien de inmediato cayó al piso. El sicario huyó con su compinche, mientras que al herido lo trasladaron hasta el hospital de El Pozón. Allá los galenos de turno confirmaron que no tenía signos vitales. Los cuatro balazos que recibió en el cuello, pecho, en una mano y en un pie, fueron letales. La Policía confirmó que Herrera no tenía antecedentes y que los móviles del asesinato se investigan.
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