Eva Izquierdo Berrío vive con sus hijos en el barrio Pablo Sexto I, en las faldas de La Popa. Tiene 48 años y hace un tiempo recibió una pensión de invalidez, por lesiones que sufrió en sus extremidades superiores. El sábado, a las 7 p. m., decidió ir a Loma Fresca, que está cerca, pese a los dolores que tenía, producidos por el chicungunya. Acababa de llegar al sector cuando se convirtió en una de las dos víctimas de un lío ajeno.
Caminaba por una calle cuando escuchó gritos y el retumbar de varios disparos. Todos los que estaban cerca corrían y Eva quiso hacer lo mismo, pero los dolores que tenía se lo impidieron. Eran varios sujetos, integrantes de la pandilla ‘los Matarratas’, quienes disparaban. De pronto, pasó lo peor. Mientras Eva trataba de refugiarse, recibió un balazo en el pómulo izquierdo que la tumbó. Cerca, a solo unas casas, otra mujer se desplomó luego que una bala le atravesara el cuello. Allegados de Eva indicaron que los pandilleros llegaron disparando en venganza por el robo de una cadena que habrían cometido jóvenes que residen en ese sector. Luego que los agresores huyeron, a las dos heridas las llevaron a la Clínica San José de Torices, donde permanecen. A la que tiene la herida en el cuello la operaron y está fuera de peligro.
Los parientes de Eva, quien no puede hablar pues la bala que recibió aún la tiene en su cuerpo, aseguran que sigue en urgencias y que no han podido extraerle el proyectil porque no hay especialista para tal procedimiento. Se esperaba que ayer en la tarde llegara el especialista. “Tenemos miedo de lo que le pueda pasar. Ya han pasado tres días desde que la hirieron y aún no la operan”, dijo uno de sus hermanos.
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