Está en una silla, esperando a que funcionarios de Medicina Legal lo llamen. Juan Carlos Hernández tiene los ojos rojos e inundados de lágrimas, pero parece estar tranquilo. No está en el instituto para que lo valoren de una lesión por un pleito legal. Su situación es más compleja y triste.
Hoy -martes-, cuando está de cumpleaños, no habrá festejos, será un día que seguramente recordará con amargura y dolor para el resto de su vida. Recibió el peor de los regalos que un padre podría tener: el día de su cumpleaños le entregarán el cadáver del menor de sus tres hijos, un niño de 12 años. Su único hijo varón.
El menor murió en un centro médico, seis días después de ser arrollado por un automóvil en la entrada del barrio Crespo.
Juan se levanta de la silla, aprieta las comisuras de sus labios y llora. “Y hoy que estoy de cumpleaños”, solloza el atribulado hombre, mientras camina de un lado a otro y se lleva las manos a la cabeza.
Promesa del boxeo
El menor de 12 años vivía con sus padres en la calle La Paz del barrio Paseo Bolívar. Su papá cuenta que le fascinaba el boxeo y alternaba las prácticas con sus estudios. Hacía parte de la Liga de Boxeo de Bolívar y muchos le vaticinaban un buen futuro como deportista, cuando apenas comenzaba la vida. “Ese era su sueño, desde que estaba pequeño lo apoyaba”, dijo entre lágrimas el progenitor del menor.
El niño llevaba seis peleas, todas ganadas, y el domingo pasado iba a tener su séptimo combate. Por eso se estaba preparando fuertemente, se la pasaba entrenando.
El miércoles de la semana pasada, salió a trotar con varios compañeros. Bajaban el puente de Crespo y en la entrada de este barrio, cuando iban hacia Marbella a recorrer la playa, pasó la tragedia. Un carro, de placas IUV-579, lo arrolló. El vehículo era conducido por un joven de 19 años. A este le hicieron la prueba de alcoholemia y dio negativa.
“Parece que el carro sobrepasaba a otro vehículo cuando arrolló al niño”, indicó Walter Machado, abogado de la familia del menor.
Al niño arrollado lo llevaron a la Clínica San José de Torices y de allí lo trasladaron al FIRE (Fundación Centro Colombiano de Epilepsia y Enfermedades Neurológicas).
El infante sufrió fracturas en el cráneo y una contusión severa en el tallo del cerebro. Los galenos que lo atendían indicaron a sus parientes el viernes pasado que, médicamente, ya no había algo que hacer por él y que solo esperaban que un milagro lo sacara del estado en el que estaba. Fueron muchas las oraciones y ruegos de los familiares del niño para que se salvara, pero no hubo milagro. El lunes en la mañana murió.
Comentarios ()