Andrés Sarmiento Hernández solo iba a la tienda en el sector Santa Eduviges, en El Pozón, en donde lo asesinaron, a jugar maquinitas o a ver a otras personas jugando dominó. Según su hermana, no tenía problemas con nadie y era muy reservado por lo que desconocen los motivos de su muerte. La familia ahora tiene una tragedia doble, pues hace casi dos años mataron a otro de sus hermanos y de cinco que eran solo quedan tres.
Los hechos
A eso de las 6:20 de la tarde del miércoles, Andrés estaba con un hermano en una tienda. Este último fue a verificar el daño de su motocicleta y el otro se quedó en las maquinitas, 10 minutos después sucedió el sicariato. Mientras el hermano de la víctima se agachó a revisar la moto, un sujeto llegó hasta donde estaba Andrés sentado y le disparó a la cabeza.
“Mi hermano escuchó un disparo y volteó, mientras corría hacia donde Andrés, el sicario le dio los otros dos tiros”, indicó la hermana de la víctima.
Al parecer, luego de que le dispararan a Sarmiento Hernández, su hermano salió detrás del agresor para alcanzarlo pero no pudo pues en medio de la persecución el sujeto le apuntó con el arma y este se devolvió hacia donde yacía su hermano herido para auxiliarlo.
“Cuando llegó ya él estaba muerto”, dijo la familiar con voz pausada.
Huyó en una moto
Según la policía, el sujeto alto, de piel blanca y quien vestía un suéter de rayas blancas con azules, huyó y luego se subió a una motocicleta negra, marca Auteco Bóxer. Mientras tanto, la víctima fue trasladada al CAP del barrio, adonde llegó sin signos vitales producto de tres disparos en la cabeza. Varios uniformados, rápidamente, atendieron el caso y persiguieron a los dos presuntos responsables del homicidio por varias calles del barrio, hasta capturarlos.
Los pillaron
Mediante la activación del plan candado por parte de la policía, los dos presuntos delincuentes, conocidos como Raulito y el Anton, fueron interceptados y capturados en flagrancia en una de las calles.
Según el informe, los presuntos matones se deshicieron del arma que usaron para ejecutar el crimen. Al detenerlos, los uniformados les inmovilizaron la motocicleta en la que, supuestamente, escapaban.
Raulito y el Anton fueron dejados a disposición de la Fiscalía. Los dos afrontarían un proceso en su contra por los delitos de homicidio y porte ilegal de armas y estaban a la espera de las audiencias preliminares.
Sobre la víctima
Sarmiento Hernández tenía 21 años, residía en el sector Nueva Cartagena del mismo barrio y dejó dos hijos. Era albañil. Sus familiares lo recuerdan como alguien amigable y sin ningún problema.
“Él solo hablaba con sus amigos. Para sacarle las palabras de la boca era difícil. Pasaba de la casa a la tienda y de la tienda al trabajo”, precisó su hermana que además indicó que no le conocían amenazas.
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