“Es un milagro, cuando Dios está con uno...”. Eso fue lo primero que dijo Miguel Teherán para referirse al percance de un bus en el que viajaban cerca de 20 niños que hacen parte del equipo infantil de béisbol Bravos de Colombia. El vehículo explotó, pero por fortuna no hubo una tragedia.
Miguel Teherán, propietario del equipo, indicó que hace varios días salió de Cartagena junto a los integrantes del equipo y algunos padres de familia. Estuvieron por varios días en Sincelejo, donde jugaron una final de clubes nacionales, obteniendo el subcampeonato. El sábado, a las 3 de la tarde, salieron de Sincelejo en un bus contratado, para regresar a Cartagena. No habían recorrido mucho cuando el conductor del bus, de 22 años, notó que el combustible se gastaba muy rápido. Por ello, se detuvo y notó que había una fuga de combustible. “Le dije que era un problema de cuidado, pero me aseguró que podíamos llegar a San Onofre y allá solucionábamos”, indicó Miguel.
Este mismo contó que al estar en esa población, llegaron a un taller. Un mecánico hizo una reparación al vehículo que podían llegar en este a Cartagena.
“Avanzamos, pero el bus seguía botando el combustible. Empezó a oler a ACPM y a humo, el ayudante le dijo al conductor que cambiara de vehículo, pero este no hizo caso.
“Cuando pasábamos por Palo Alto le exigí que se detuviera. Todos salimos del bus y a los pocos segundos este explotó y ardió en llamas. Pudimos sacar las maletas grandes, pero los equipajes de mano se quemaron con todo lo que llevábamos. Fue algo que se pudo evitar, gracias a Dios salimos ilesos”, dijo Teherán.
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