“Mis padres me enseñaron tres cosas fundamentales: que para poder estar orgulloso de ti mismo y ser alguien hace falta trabajar; que es preciso actuar con seriedad; y que debes respetar a los demás para recibir respeto a cambio. Trabajo, seriedad y respeto. ‘Si haces estas tres cosas, podrás ser alguien en la vida’”.
Ese fue el comentario que Rubén Hernández Sarmiento puso en una foto que publicó el 4 de abril pasado en Facebook. Fue uno de los últimos que hizo en la red social y también de su vida, pues fue respeto por esta lo que le faltó a su verdugo. El sábado en la noche, el joven deportista, de 18 años, fue asesinado a balazos mientras estaba en la terraza de su casa, en Zaragocilla. Sus familiares dicen que no tenía líos de ninguna clase, pero una versión aún no confirmada por las autoridades indica que el crimen habría sido una retaliación por una supuesta pelea que Rubén habría tenido hace tres días con varios pandilleros.
Con vida de adulto
Pese a su cortada edad, Rubén vivía la vida de un adulto: residía en casa de sus suegros en Zaragocilla, junto a la Avenida El Consulado, y deja dos hijos: una niña de 2 años y un bebé, de apenas cuatro meses. “Trabajaba hace cuatro meses como impermeabilizador en una empresa en Mamonal y el 2 de junio cumpliría los 19 años. El fútbol era su pasión y jugó en las inferiores del Real Cartagena. Ahora estaba jugando en un equipo que practica en Nuevo Bosque”, relató el suegro del joven.
El sábado, a las 7:30 de la noche, Rubén estaba sentado en la terraza de su hogar y cerca estaban allegados. Sus parientes dicen que de repente dos sujetos llegaron a pie. Uno de los desconocidos sacó un arma y disparó varias veces contra Hernández. “Yo estaba dentro de la casa y escuché unos cinco disparos. Cuando salí, ya Rubén estaba herido. Los sujetos corrieron y llegaron hasta una esquina y los estaban esperando sus compinches en motos, y huyeron”, indicó el suegro de este.
A Hernández Sarmiento y a la otra persona herida los llevaron sus parientes al Hospital Universitario del Caribe (HUC). Por desgracia, el primero llegó muerto ante los balazos que recibió entre el tórax, los brazos y las piernas, mientras que la otra persona herida está fuera de peligro.
Se conoció que cuando a Rubén lo llevaron al HUC, varios allegados ingresaron al centro médico con armas blancas y piedras, exigiendo que no lo dejaran morir. Habrían amedrentando a médicos y pacientes. Por ello, fue necesario que policías llegaran a controlar la situación.
Representantes del HUC lamentaron lo sucedido y pidieron mayor presencia de la Policía para proteger la integridad de los médicos y enfermeras que prestan sus servicios en la zona de urgencias.
Niña baleada
El 30 de noviembre del año pasado estuvo a punto de ocurrir una tragedia en la misma casa donde vivía Rubén Hernández. Una sobrina política de este recibió un balazo en un glúteo en hechos que no son claros. No se sabe quién o por qué disparó el proyectil. Se dijo que era una bala perdida.
Comentarios ()