Sucesos


Justicia y sombras: condenan a menor que mató a compañero de colegio

Aún anda de un lado a otro, revoloteando en cada espacio de su casa. Jugando con un balón de fútbol en alguna cancha de barrio o tirándolo contra las paredes. Sentado en algún rincón escuchando música de su tableta, con sus audífonos puestos.

Juan Camilo sigue presente en los corazones de los suyos, en cada una de las sonrisas y de los deseos que compartió. Pero partió de este mundo muy temprano, cuando apenas incubaba sus sueños, cuando una guerra estúpida por las llamadas líneas imaginarias, terminaron negándole un futuro. El 7 de diciembre pasado, mientras el joven de 19 años iba por la toga y el birrete para su grado de bachiller, fue asesinado de una cuchillada por un compañero de colegio, como lo demostró la justicia.

El menor agresor fue aprehendido por la Policía Metropolitana y un juez lo cobijó con medida de aseguramiento, por lo que fue internado en la sede de Asomenores en Turbaco.

Casi cinco meses después del hecho, la ley actuó y el menor fue condenado a seguir internado en Asomenores durante cuatro años, por el delito de homicidio.
La decisión fue dada a conocer por el juez que lleva el caso en una audiencia que se hizo el jueves, que empezó a las 2 de la tarde y terminó solo una hora y media después.

Al lugar donde se hizo la diligencia llegaron Juan Carlos Martínez y Martha Roatan, padres de Juan Camilo. Juan Carlos entró y escuchó la decisión del juez. Pero Martha no pudo, las fuerzas no le dieron y no fue capaz de entrar al recinto y ver de frente al “niño” que le arrebató la felicidad de su pecho.

“Ese muchacho en las audiencias nunca ha mostrado gestos de arrepentimiento. Nunca ha pedido perdón por lo que hizo. Y nosotros no estamos conformes con la pena que le dieron. Cuatro años internado en Asomenores es muy poco castigo para alguien que mató a otra persona, que le arrebató la vida y acabó con los sueños de una familia. No hay instante en que los papás de Juan Camilo no lloren, su abuela está muy afectada, son muchas las lágrimas de dolor. Sabemos que nada va hacer que Juan regrese, pero queremos que su agresor reciba un castigo acorde a lo que hizo, esperábamos que le dieran la pena máxima para un menor, que son ocho años de internamiento”, señaló un familiar de la víctima.

“Por las líneas”

Juan Camilo vivía en el barrio 9 de Abril. Era el único hijo de Juan Carlos Martínez y el mayor de los tres de Martha. Los suyos recuerdan que su meta era terminar el bachillerato y sacar a su familia adelante. Por distintos motivos, perdió dos veces el último grado de bachillerato.

Pero el 2017 fue distinto. “Puso los pies en la tierra” y estudiaba en las noches. Los suyos dicen que estudiaba con más empeño. “Después de esos dos años, por fin se iba a graduar. Estaba contento y ya estaba haciendo todas las averiguaciones para presentarse en la Policía, quería ser policía”, explicó otro familiar.

Este mismo contó que el joven de 19 años nunca habló de los problemas que tuvo con su agresor y explicó que todo habría sido por las llamadas líneas imaginarias. Dijo que el condenado, presuntamente, habría integrado una pandilla en Zaragocilla.

“Sabemos que el muchacho se peleaba con jóvenes del 9 de Abril y por eso, al enterarse en el colegio que Juan Camilo vivía en este barrio, empezó a molestarlo y a montársela. Pero Juan nunca comentó esos problemas. Precisamente, supimos que el 6 de diciembre, un día antes de la tragedia, pelearon frente a una tienda.

Pelearon y el muchacho le partió la boca a Juan. Era de saberse que le iba a ganar, porque Juan era un muchacho delgado y medía un metro con 70 centímetros, mientras que su agresor medía al menos siete centímetros más, y es corpulento”, relató el familiar.

Ese 6 de diciembre del 2017, Juan llegó a su casa y no contó lo que había pasado. Estaba contento porque al día siguiente iba por la toga para su grado y por eso se acostó temprano.

Al día siguiente, se levantó a las 6 de la mañana y a las 7 ya estaba saliendo de su casa. Llegó al colegio Nuevo Bosque, pero luego, en las afueras de este, se encontró con su verdugo. Empezaron a discutir y luego se pelearon. En medio de la riña, según demostró la justicia, el menor de 17 años tomó un cuchillo e hirió a Juan en el cuello.

Al herido lo llevaron al CAP de Nuevo Bosque, pero allí murió por la gravedad de la herida. En una rápida reacción, miembros de la Policía Metropolitana aprehendieron al menor de 17 años.

Un juez lo envió a la sede de Asomenores, donde está desde entonces. La justicia actuó en su contra y fue declarado culpable por el homicidio de Juan Camilo, por lo que estará cuatro años internado. Sin embargo, en el seno del hogar de la víctima, quedan sombras rondando, pues sus parientes creen que su verdugo no recibió la pena adecuada.

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