Sucesos


“La conciencia se encargará de juzgarlos”: Madre de Kellys Zapateiro

A Iris Guzmán la ahogan los recuerdos del macabro hecho del que fue víctima su hija Kellys Zapateiro Guzmán. Más ahora, cuando dentro de solo tres días, se cumplirán dos años del asesinato de la joven. Pero su corazón tiene sensaciones agridulces.

Ese mismo día, el bebé que le extrajeron del vientre a Kellys con una cuchilla en hoja, antes de ser asesinada junto a la estación de Policía en Manzanillo del Mar, cumplirá los mismos años de nacido. Ese mismo pequeño que Iris ha criado con amor como si fuera su propia madre, dentro de algunos años sabrá que el mismo día que veía la luz del mundo, su madre era asesinada infamemente.

Pero “la vida no se queda con nada. Lo que se hace aquí, aquí se paga”, dice un refrán popular. Después de un largo proceso judicial de casi dos años, la justicia demostró que Josefa Cardona Ortega y su compañero sentimental, el expolicía Andrés Díaz Zabaleta, son los responsables del asesinato.

Ayer, en una audiencia que empezó a las 8:15 y terminó a las 10 de la mañana, la Jueza Penal Especializada de Descongestión los declaró culpables de los delitos de homicidio agravado, secuestro simple agravado y desaparición forzada agravada.

“La justicia terrenal está haciendo sus obras buenas, igual que la justicia divina. Se está haciendo justicia y le doy gracias a la Fiscalía, a la jueza y a mi abogado que ha sido mi mano derecha”, señaló Iris Guzmán.

La jueza que lleva el caso solo dio el sentido del fallo, pero el próximo 10 de agosto habrá una nueva cita en la que dará el monto de la pena.

En la audiencia de ayer, el fiscal primero especializado, Pedro Díaz Pacheco, quien ha liderado la investigación desde que ocurrió el crimen, imploró a la jueza que aplicara la pena máxima de 60 años de prisión contra Josefa y Andrés.

“La sociedad no espera menos en un caso de tales aberraciones como este. Los procesados causaron un daño irreparable a la madre y a la familia de la víctima. Esperamos una sanción ejemplar”, dijo Díaz Pacheco.

Enrique Del Río González, abogado de la familia de Kellys, también pidió la pena máxima. “Si la pena máxima no es para este caso, qué nos ocupa entonces, para qué caso está la pena máxima. Ni siquiera la pena de muerte podrá reparar tanto daño”, señaló Del Río.

Hay que recordar que el jueves, cuando las partes presentaban sus alegatos, los abogados de los procesados indicaron que la causa de la muerte de Kellys no había sido demostrada y que por tanto sus clientes deberían ser absueltos.

Respecto a esto, tras declarar culpables a Andrés y Josefa, la togada indicó lo siguiente: “ellos fueron los autores del hecho, se demostró que hubo un homicidio y la víctima fue Kellys Zapateiro Guzmán. No es cierto que podamos pensar que está viva. El propósito final era desaparecerla y la muerte se evidencia por haberse encontrado rastros del cuerpo.

Las pruebas predican que la finalidad del crimen fue la de obtener al niño, el móvil de estos delitos que pudo deducir la Fiscalía. Los hechos no se van a saber de manera completa, pero no es necesario para predicar la certeza de estos”, dijo la jueza en la audiencia.

Un perro descubrió el horror en Manzanillo del Mar

Kellys tenía 28 años y vivía en el barrio El Libertador. El 11 de julio de 2014, la embarazada salió con su vecina Josefa Cardona de su casa, quien se había ganado su confianza. Kellys tenía un pequeño retraso mental, y dijo a los suyos que iría a una cita médica en una fundación, en los Cuatro Vientos.

Las investigaciones demostraron que ese día en la noche esta fue llevada por Josefa a la estación de la Policía en Manzanillo del Mar, donde estaba como comandante encargado el entonces patrullero Andrés Díaz, compañero sentimental de Josefa.

Allí, entre la noche del 11 de julio y la madrugada del día siguiente, a Kellys le extrajeron del vientre a la criatura de ocho meses que gestaba. Utilizaron una cuchilla en hoja para extraérsela. Se cree que a la víctima le dieron un balazo porque otros policías que estaban en la estación escucharon un disparo. El cuerpo de la joven fue desmembrado y luego lo pusieron en una colchoneta y lo incineraron.

Todo salió a flote el 12 de julio en la mañana cuando un perro que husmeaba en la estación encontró un brazo de Kellys. La mano estaba casi intacta, mientras que el resto de la extremidad estaba calcinada. En el lugar, en una hoguera, encontraron otros restos óseos de Kellys, y elementos como un machete y un cavador, untados con sangre de esta. El cráneo, entre otras partes del cuerpo, no los encontraron.

El hallazgo coincidió con la denuncia de la desaparición de Kellys por parte de su familia y con un acto descarado por parte de Josefa. Esta última, fue la madrugada del 12 de julio a la Clínica Maternidad Rafael Calvo con el bebé de Kellys en brazos, diciendo que lo acababa de parir en vía pública. Pero se descubrió que la mujer nunca estuvo embarazada y que ese bebé era el que le sacaron a Kellys del vientre.

Andrés también estuvo ese día en la clínica visitando a Josefa, pero después de salir del centro médico desapareció. Un par de días después, Josefa fue capturada y el bebé dejado a disposición del Bienestar Familiar. Luego, quedó en custodia de Iris Guzmán.

A Cardona un juez la envió a la Cárcel. El 26 de julio de ese mismo año (2014), Andrés fue sorprendido en Venezuela, a donde había huido. Autoridades de ese país lo deportaron y entregaron a la Policía en Colombia. También fue asegurado con cárcel. Desde entonces, Josefa y Andrés afrontan el proceso judicial estando presos. Él en la cárcel para funcionarios en Sabanalarga (Atlántico), y ella en una cárcel para mujeres en Barranquilla (antes estuvo en la cárcel de San Diego pero fue trasladada).

A lo largo del proceso, Andrés y Josefa han mantenido su silencio. No han dicho por qué asesinaron a Kellys, ni dónde está el resto del cuerpo.

“Es duro para uno como madre que le maten a un hijo. Lo desmembran y desaparecen. Prácticamente no vi el cuerpo de Kellys, solo la mano. Josefa y Andrés nunca dijeron dónde estaba el resto del cuerpo. Eso lo llevan en su conciencia y será la misma conciencia la que se encargue de juzgarlos. Solo ellos saben dónde está el resto del cuerpo de mi hija. Sé que Kellys fue una niña sana y que allá arriba en el cielo Dios tiene un lugar excelente para ella”, concluyó Iris Guzmán.

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