Veinte años más tarde se repite la historia en la familia Espinosa Martínez. Hoy vuelven a sentir el fuerte dolor de perder un ser querido.
Padre e hijo mueren tras accidentarse en moto, en épocas distintas pero de la misma manera.
Abraham murió en la madrugada de ayer mientras recibía atención médica en un centro asistencial de Cartagena. Su padre se despide para siempre de él y toda su familia en julio de 1995 frente al cementerio Jardines de Cartagena, en el barrio El Recreo.
‘REVUELTA DEL DIABLO’
Así se conoce el sector donde Abraham ve por última vez la luz de la luna.
A eso de las 2:30 de la madrugada, el joven iba en una moto de alto cilindraje. Se sentía confiado. No era la primera vez que conducía por esa zona.
Va duro y algo falla. La curva a la que se aproxima le hace perder el control del vehículo y cae. Queda mal herido. Su cuerpo no responde como él querría. No puede ponerse en píe y seguir su camino. Los fuertes golpes que recibe al estrellarse lo dejan sin aliento sobre el pavimento.
Hay testigos. Algunos amigos que van en caravana con él lo auxilian y es trasladado a un hospital lo más rápido posible.
NO RESISTE
Abraham alcanza a recibir los primeros auxilios, está internado y tratan de reanimarlo. Todos esperan que reaccione rápido y se salve.
El esfuerzo es vano. Sus pulmones dejan de darle oxigeno al cuerpo, el corazón no late, está pálido y frío. Sus días se terminan en una sala de cirugía.
Dolor y final
Amigos de Abraham se niegan a creer el triste final de su compañero de carreras y batallas. Amantes a la adrenalina y a las motos se despiden en redes sociales de su “parcero”.
“Flaco te fuiste sin despedirte de mí. Tan alegre que yo estaba porque nos íbamos a ver hoy en la noche, para irnos a la discoteca que te gustaba. Qué triste me dejas ‘men’. Mi hermano del alma. Me haces falta y eso que apenas van unas horas. Qué Dios te tenga en su santa gloria”, con estas palabras uno de sus grandes amigos le da el último adiós en Facebook.
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