Una mujer trabajadora, dicharachera y echada pa delante. A sus 44 años, tenía siete hijos y se ganaba la vida vendiendo pescados, en un puesto que tenía en el Mercado de Bazurto.
Delia García Gómez vivía en la calle El Almendro del corregimiento de Pasacaballos, en una casa de madera, que está dentro de una especie de vecindad. Allí todos la describen como una buena persona, buena madre y buena abuela. Entonces... ¿por qué mataron a Delia?
El martes en la noche, un sicario la sorprendió dentro su casa y la asesinó de varios balazos. La segunda fue la vencida.
EL PRIMER ATENTADO
Delia vendía pescados en Bazurto, pero en ocasiones también lo hacía en las calles de Pasacaballos. A mediados de octubre del año pasado, la muerte le dio el primer aviso a la vendedora. Estaba en su casa junto a Cristian García Gómez, el segundo de sus siete hijos, cuando un desconocido, armado, entró a su casa y les disparó a ambos.
Cristian recibió un balazo en el pecho que le afectó varios órganos vitales, pero logró sobreponerse luego de estar internado casi un mes en una clínica, en la que le hicieron varias operaciones. Esa vez, Delia contó con más suerte, pues el proyectil que hirió su pecho no le afectó ningún órgano.
Pese al atentado del que fueron víctimas madre e hijo, la familia no pidió protección a las autoridades, según explicaron parientes de Delia.
Uno de sus hijos relató que el martes trabajó desde temprano y regresó a su casa cerca de las 7 de la noche. “Llegó y se sentó en una mecedora en la sala. Tenía encima a una nieta. Le dijo a mi hermana -mamá de la menor- que la cogiera porque ella estaba sucia de pescado y ya se iba a bañar”, relató.
La mujer estaba sentada en una mecedora y arropada con una sábana porque tenía frío. Acaba de entregar a su nieta cuando dos sicarios llegaron. Uno se quedó en la entrada de la vecindad y el otro, con pistola en mano, entró a la casa de Delia, y se asomó por una ventana, desde la que divisó a su víctima.
“Usted es Delia”, preguntó el sicario. “Sí, que quiere”, respondió la mujer. Entonces, el pistolero caminó y entró a la sala, en la que también estaban el marido de su víctima y dos de sus hijos. Sin vacilación le apuntó a Delia y le dio un balazo en el rostro, y otro en el cuello. Luego, huyó con su compinche en una moto, mientras disparaba para evitar que los parientes de la mujer lo siguieran. Un amigo de la herida la socorrió y en una moto la llevó al CAP del corregimiento. Allá, los médicos confirmaron lo que se temía. Estaba muerta. La Policía investiga si el crimen puede obedecer a una venganza por un problema personal, pero hasta ahora no hay nada claro. La víctima no tenía antecedentes penales.
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