Conmoción y mucho dolor. Eso es lo que se respira en la carrera 74 del sector Buenos Aires, en el barrio El Educador. Allí vivía Sarai Esther Salas Guzmán, una menor de 16 años que murió tras recibir un balazo en el pecho.
Lo que causa más impacto, es que la bala que le produjo la muerte habría sido disparada accidentalmente por una vecina y amiga que manipulaba un arma de fuego, quien es miembro de la congregación cristiana a la que Sarai también asistía.
La víctima era la menor de seis hermanas y vivía con sus padres. Cursaba décimo grado en la Institución Educativa de Nelson Mandela y soñaba con graduarse como bachiller el próximo año. Pero sus sueños fueron truncados el domingo en la tarde, tras un trágico accidente. Todo pasó cuando Salas Guzmán estaba en la casa de su hermana, que vive en una vivienda que está frente a la suya.
Sarai estaba con su hermana en el patio del inmueble, lavando y tendiendo ropa. Todo iba bien, hasta que un ladrón reconocido del sector empezó a merodear la calle.
“Ese hombre ha hecho varios robos en el barrio. La Policía lo captura, pero a los pocos días lo dejan libre”, indicó un habitante de la zona. Al verlo, una vecina y amiga de Sarai, que vive junto a la casa de la hermana de esta, fue en busca de un arma de fuego para ahuyentarlo. Al parecer, una pistola.
“La vecina, que tiene 35 años, estaba sola en su casa y vio al ladrón que estaba merodeando. Por eso fue corriendo y buscó un arma de fuego que es de su marido, quien es militar. Salió al patio y empezó a cargar el arma, y esta como que se le trabó y por eso le golpeó la cacha. En ese momento el arma se disparó por accidente y la bala le dio en el pecho a Sarai, quien cayó al suelo enseguida”, relató Irlis Salas, hermana de la víctima.
El cuñado de la menor herida la levantó y en una moto la sacó de la zona. Luego, la montó en un taxi y la llevó al hospital de San Fernando. Al llegar, los médicos confirmaron que estaba muerta.
La mujer señalada de accionar el arma accidentalmente fue detenida y dejada a disposición de la Fiscalía General de la Nación.
“Sarai y la señora a la que se le disparó el arma eran vecinas y asistían a la misma iglesia. Sabemos que está detenida pero ahora solo pensamos en la tragedia que acaba de pasar, en más nada. Dios a todos nos ha llamado a perdonar. No sabemos qué vamos a hacer”, concluyó Irlis Salas.
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