Fue una tarde gris. Eran las 2 p.m. del lunes y José del Carmen Valdés Hernández pensaba en seguir la juerga que había comenzado cerca de su casa el día anterior, en el barrio San Roque de Arjona. Los suyos dicen que lo vieron melancólico, pues el 11 de agosto pasado se cumplieron cuatro años de la muerte de su hermano del alma, Alejandro Valdés Hernández, quien fue asesinado a balazos en ese municipio.
José se fue a la terraza El Pelúo, que está junto a la carretera Troncal de Occidente, en el barrio Bellavista de Arjona. A ese lugar también llegó el comerciante de ropa Miguel Eduardo Ortega Acevedo, quien cargaba a cuestas una pena de amor. Parientes indicaron que estaba de pelea con su mujer, madre de su hija de 3 años, con quien vivía en el sector Santa Lucía del mismo municipio. No se conocían, pero el horror los sorprendería a ambos en medio de los tragos, en un hecho que sería producto de un lío de drogas.
A las 6:40 p.m., Miguel tomaba cervezas con amigos en una mesa. Cerca estaba José del Carmen. Los tragos le jugaron una mala pasada a este y se quedó dormido en una silla.
La música sonaba y las cervezas iban y venían, hasta que dos sicarios a bordo de una moto llegaron al establecimiento público. El parrillero bajó, sacó un arma de fuego y disparó. Dicen que primero le dio un balazo en la cabeza a Valdés Hernández, que como estaba dormido no se dio cuenta cuando le llegó la muerte. Otra de las balas alcanzó en la cabeza a Miguel Eduardo, quien habría intentado desarmar al agresor. En ese momento, Jesús David Pájaro Bossio llegaba al negocio a saludar a un conocido y también resultó herido. Una bala le perforó el abdomen.
Tras accionar su arma, el sicario subió a la moto en la que llegó y huyó con su cómplice, dejando un rastro de sangre y pánico. José, de 22 años y quien estaba desempleado, murió en el acto. A Miguel Eduardo, de 27 años, lo llevaron al hospital de Arjona, igual que a Jesús David. Miguel llegó muerto, mientras que a Jesús lo trasladaron en una ambulancia a Cartagena, al Hospital Universitario del Caribe, donde permanece. Aunque en un principio se decía que el ataque tendría que ver con problemas de pandillas, esto fue descartado por la Policía de Bolívar.
El coronel Julio Moreno, comandante (e) de esa institución, señaló que aunque no se descarta ninguna hipótesis, la más fuerte es que el hecho es una retaliación por problemas de microtráfico de drogas. También expresó que el ataque podría haber ido dirigido contra José, aunque eso aún no está claro y será la Fiscalía la encargada de determinar los móviles y autores del hecho.
“Las víctimas no tenían antecedentes judiciales. El hombre que salió herido está estable y tenemos detalles de los posibles autores”, concluyó el coronel Moreno.
Mientras tanto, los parientes de José dijeron que no tenía amenazas de muerte ni problemas. Deja una hija de 3 años y su mujer tiene 6 meses de embarazo. Por su parte, los familiares de Miguel Eduardo están seguros que el ataque no iba contra él y que solo estaba en el lugar equivocado.
“Antes de irse a la terraza donde lo mataron, le dije a mi hijo Miguel que no tomara tanto porque el jueves -mañana- iba a empezar a trabajar en una empresa en Mamonal. Me dijo ‘papá no te preocupes que esta es mi última parranda’, y luego se fue. Al rato nos avisaron que lo habían matado”, dijo entre lágrimas Eduardo Ortega.
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