Venir de una familia campesina hizo que Rogelio Ariza San Martín se enamorara tanto del campo, que aún a sus 72 años cultivaba y trabajaba en tierra ajena. Pero lo que el hombre nunca pensó, que por culpa del oficio, al cual se dedicó desde niño, y por el cual se desvivió, perdería la vida.
Ariza San Martín fue mordido por una serpiente mapaná en su mano derecha cuando limpiaba una yuca en un monte del sector Bálsamo del municipio de Arjona. El hecho ocurrió a las 4 p. m. del miércoles.
“Estaba solo”
Según contó Ariel Ariza Paternina, hijo de la víctima, su familiar salió ese día como de costumbre a trabajar en las tierras que le daban algunas personas de confianza.
“A él le daban las tierras para que las trabajara porque ya lo conocían y le tenían confianza, hasta lo recomendaban”, dijo el hijo en las afueras de la morgue de Medicina Legal, donde realizaba los trámites para el retiro del cuerpo.
Ariel sostuvo que su padre en ningún momento vio la culebra porque si la hubiese visto, la habría matado como a muchas otras que se encontraba en el monte.
“Según él solo la sintió cuando lo mordió, como pudo cogió el machete que tenía y la mató. Después le pidió a un cultivador que estaba cerca que lo ayudara y este fue el que lo llevó hasta Hospital de Arjona”, señaló el allegado.
Al hospital
Con cada minuto que pasaba el veneno de la serpiente hacia más efecto y corría por todo el cuerpo de Rogelio.
Las ganas de vivir del campesino también fueron tantas que luchó por su vida mucho tiempo, pero finalmente el veneno fue más fuerte y lo llevó a la muerte.
Los médicos, al recibirlo, confirmaron que el veneno se había esparcido y que el hombre ya no tenía signos vitales.
El cultivador que lo ayudó de inmediato avisó a los familiares de Rogelio, quienes hoy lloran su muerte.
Según los familiares de Rogelio, la culebra era una Mapaná que tenía cerca de 90 centímetros de largo.
Cinco hijos tenía el campesino natural de Turbana.
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