Las malas horas estuvieron por doquier. En menos de nueve horas, entre las nueve de la noche y las seis de la mañana de ayer, cinco personas hallaron la muerte en tres hechos aislados.
Entre ellas están dos hombres asesinados en una riña en La Candelaria, mientras que en El Reposo un sicario mató a balazos a un tendero. En La Boquilla, hallaron muertas a dos personas más. Los cuerpos los encontraron flotando en el caño Luisa y uno de ellos tenía los pies atados. Se cree que murieron tras recibir golpes contundentes en la cabeza.
Marcas en las muñecas
El de La Boquilla es el hecho más reciente. La entramada comenzó ayer mismo, a las 2 de la madrugada, cuando policías hallaron una moto, de placa SCB-67D, abandonada en el Anillo Vial. Uniformados realizaron patrullajes en la zona, pero no encontraron al dueño. El abandono del vehículo puede tener un enlace con lo que pasó unas horas después.
A las siete de la mañana de ayer, un nativo de La Boquilla caminaba por el kilómetro 5 del Anillo Vial, por el segundo puente de La Boquilla (Puente La Boquilla). Entró por un camino destapado que está entre mangles, que cruza el caño Luisa, el cual lleva a una bloquera. Su sorpresa fue grande cuando en el caño, junto a la base de un pequeño puente de concreto, vio los cuerpos de dos hombres, sumergidos en el agua. Eran trigueños y con edades entre los 35 y 40 años. Uno de ellos solo tenía un boxer y suéter puesto, y un tatuaje en el antebrazo derecho que dice “Los azules”. El otro hombre tenía los pies atados con una tirilla plástica (zuncho), y magulladuras en una de sus muñecas, como si lo hubiesen maniatado. Este tenía dos tatuajes: en el hombro izquierdo la figura de un Yin Yang con una letra “M” abajo, y en el antebrazo izquierdo el nombre Melanie.
A solo unos centímetros de los cuerpos estaba un chaleco flotando, como los que utilizan las personas que andan en moto. Por eso se rumora que la moto abandonada sería de ellos, y porque, además, estaba cerca del lugar donde hallaron los cadáveres. Entre el sector empantanado también encontraron un par de tenis de color negro, que serían de uno de los difuntos.
El nativo que los encontró dio aviso a la Policía y en un santiamén el lugar estaba lleno de curiosos. Todos coincidían en que los sujetos, cuyas identidades hasta ayer se desconocían, no eran de La Boquilla. Miembros del CTI de la Fiscalía realizaron la inspección técnica de los cuerpos, que entraron como NN a la morgue de Medicina Legal. Aunque la Policía indicó que no tenían heridas de bala o armas blancas, este medio conoció que a los hombres los golpearon en la cabeza con objetos contundentes, y se especula que luego los lanzaron al caño. Los habrían matado a golpes para no levantar sospechas, cerca de la medianoche del domingo, dado que la Policía realiza constantes operativos en la zona.
Sin embargo, será la necropsia que le hagan a los cadáveres en Medicina Legal, la que determine la causa de las muertes. Con las huellas dactilares de los dos hombres tratarán de identificarlos.
Crimen de tendero
Por otra parte, está el caso del tendero Geovanny Humberto Aristizábal, de 35 años. Hace 4 años dejó su natal Cocorná y llegó a Cartagena. Se estableció en Henequén, junto a su mujer y su hija, de 8 años. La niña era la luz de sus ojos y el motivo para luchar cada día. Por eso, a la tienda que montó la llamó “La Ilusión de Mariana”, como se llama su pequeña. Sin embargo, en la heroica la tragedia aguardaba por él. El domingo, se fue a una tienda en El Reposo, en la que se encontró con varios amigos.
A las 9:30 p. m. lo llamó su mujer y le preguntó que a qué hora regresaría a la casa, porque ella ya iba a cerrar la tienda. Él le dijo que no demoraba y por eso no se despidió de nadie y subió a su moto. Apenas la prendía, cuando dos jóvenes llegaron al lugar, no se precisa si a pie o en moto. “Uno de los pelaos sacó un arma y le dio tres balazos a Geovanny en la espalda”, relató un pariente de la víctima, quien murió en el acto. La familia del tendero asegura que no tenía amenazas. Las autoridades investigan.
Balas en La Candelaria
El último hecho ocurrió en La Candelaria, calle Cubero Niño. Allí vivían y encontraron la muerte los vecinos Alfredo Ávila Caballero y Samuel Julio Martínez. Alfredo Ávila residía junto a su mujer, su hijo y dos hijastros. El carretillero tenía 33 años y sus familiares contaron que el domingo, a las 9 de la noche, se armó una gran pelea en esa calle. Dicen que eran pandilleros los que se enfrentaban.
“Cuando se acabó la pelea varios pandilleros intentaron entrar a la casa de Alfredo, quien estaba viendo televisión. Al ver a los peleaos que querían entrar intentó cerrar la puerta, pero no pudo. Le dieron un balazo en la cabeza y lo llevaron al CAP de La Candelaria, pero llegó muerto. Al otro señor que mataron -Samuel- no lo conocemos”, relató una hermana de Ávila Caballero.
Pese a los que dicen los parientes de Alfredo, es otra cosa lo que asegura la Policía. Según las investigaciones de la institución, todo pasó cuando Samuel estaba en un establecimiento público en La Candelaria, celebrando el cumpleaños de su mamá. Eran muchos los vecinos los que estaban en el festejo, que en solo unos instantes se convirtió en un alboroto rodeado de pánico y dolor.
Según la misma versión, a las 9 de la noche del domingo, Alfredo, quien tenía diferencias con Samuel, entró al establecimiento. Hubo un cruce de miradas entre ellos y luego se fueron a las trompadas. Se dice que en medio de la pelea Samuel sacó un arma y, presuntamente, le dio un balazo a Alfredo en la cabeza. Casi al mismo tiempo, un amigo de Alfredo le dio un balazo en el tórax a Samuel. Luego, a ambos los llevaron al CAP de La Candelaria, donde confirmaron que estaban muertos. Las autoridades investigan el hecho.
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