Después de casi 15 de días de estar luchando contra la muerte, un hombre que había recibido un balazo en el pecho dejó de existir ayer, pese al esfuerzo de los médicos que lo atendieron.
El recién fallecido respondía al nombre de Osman Eduardo Hernández Baños, de 32 años, natural de Cartagena y residente en el sector Central, del barrio Olaya Herrera.
De acuerdo con el relato de los familiares, Hernández Baños se dedicaba al oficio de picotero; es decir, el programador de la música de un picó de la zona.
El suceso en el que resultó gravemente herido ocurrió el pasado 20 de enero durante una fiesta en el sector Central del mismo barrio.
En su momento, testigos del caso relataron que Hernández estaba administrando el picó, cuando, de un momento a otro, se presentó una riña entre los asistentes y en la que él no tuvo nada que ver.
La riña comenzó con palabras y fue subiendo de tono, hasta que uno de los contendientes desenfundó un arma de fuego y comenzó a disparar contra las personas con las que había discutido.
De inmediato, quienes estaban presenciando la discusión corrieron a esconderse, pero, al parecer, Hernández Baños fue el último en percatarse de lo que estaba sucediendo, porque siguió atendiendo los controles del picó.
Alguien comentó a las autoridades que quien portaba el arma de fuego intentó disparar contra uno de sus opositores, pero éste esquivó el disparo y la bala se alojó en el pecho del picotero.
Algunas de las personas que disfrutaban del baile rescataron a Hernández y los trasladaron a la sala de urgencias del Hospital Universitario del Caribe, en donde los médicos lo sometieron en siete intervenciones quirúrgicas, pero ninguna pudo salvarle la vida.
Murió ayer a las 8 de la mañana. No se sabe quién es el autor del crimen.
Sus familiares dijeron que deja huérfano a un niño de 5 años de edad, además de que su esposa está embarazada.
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