Faltaba poco para que el reloj marcara las 2 de la madrugada de ayer, cuando una llamada telefónica despertó a Yomaira De la Rosa y la sumió en la pesadilla que hoy vive. La mujer, quien reside en la manzana 2 del barrio Chiquinquirá, cuenta que la llamó un conocido, indicándole que a Manuel Esteban Castillo De la Rosa, uno de sus tres hijos, lo habían matado de un balazo en el pecho, mientras realizaba su ronda como vigilante cívico en el sector El Laguito de la invasión 3 de Junio, que está entre Nelson Mandela y El Nazareno.
Angustiada, entre lágrimas y casi sin saber qué hacer, la mujer salió de su casa y fue a la morgue de Medicina Legal, en donde le dijeron que habían llevado el cadáver de su hijo, un joven de 23 años. Fueron instantes duros, que terminaron de la peor manera cuando la mujer mayor llegó al instituto y reconoció el cadáver de su retoño.
El misterio que ronda entre los familiares de la víctima y las mismas autoridades es qué motivó el crimen. La Policía Metropolitana de Cartagena indicó que, con excepción del presunto atracador abatido en Los Caracoles, iban nueve días sin homicidios en la ciudad, lo que significa que hay una reducción del 40 por ciento en homicidios este año, con respecto al mismo periodo del 2014.
La respuesta fue a bala
Manuel vivía en Chiquinquirá con su madre y dos hermanos, pero desde el 29 de diciembre se quedaba en casa de un conocido en Nelson Mandela, porque estaba haciendo un turno como vigilante cívico en esa zona.
“Se fue a hacer ese turno allá porque su mujer se había ido para Barranquilla y él estaba solo”, indicó la madre de Manuel. Dicen que el lunes en la noche empezó a hacer ronda y poco antes de la medianoche pasó por la invasión 3 de Junio. Una versión indica que en su recorrido, advirtió la presencia sospechosa de dos sujetos, que estaban sentados en una esquina.
“Se acercó a ver qué era lo que hacían y enseguida uno de ellos sacó un arma y le dio un balazo en el pecho. No sé por qué atacaron a mi hijo, él no tenía problemas de ninguna clase”, relató entre lágrimas Yomaira. Dicen que colegas del vigilante llegaron al lugar. Quisieron llevarlo a un centro médico, pero abandonaron esa misión en La Consolata, donde lo dejaron tendido en una calle al darse cuenta que ya estaba muerto. Allí, miembros de la Sijín realizaron la inspección técnica del cadáver. La Policía indicó que hasta ahora se desconocen los móviles del crimen. La víctima no tenía antecedentes penales.
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