El asesinato de Ronald Rafael Cabarcas Moranto sigue dando de qué hablar en Santa Rosa de Lima. El electricista automotriz murió en una clínica luego de ser acuchillado en una riña en ese municipio bolivarense.
El presunto agresor fue capturado el mismo día, pero fue otra la persona a la que una turba le saqueó la casa, cuando buscaban obtener “justicia” por su mano por el ataque contra Ronald.
Un miembro de la familia a la que le quemaron la casa indicó que todo se trató de una equivocación por culpa de un rumor, asegurando que sus parientes son ajenos al problema en el que hirieron a Cabarcas.
La tragedia de este último ocurrió el primero de enero en un baile de picó. Una versión, contada por familiares del electricista, indica que este le dio a guardar sus dos celulares a la mujer de un compadre y que cuando fue a pedírselos, esta le dijo que los dos artefactos habían sido empeñados por una botella de ron.
Esto molestó a Ronald, dando paso a una riña, en la que sería un sujeto al que llaman ‘el Flaco’ quien, presuntamente, le dio dos cuchilladas en el pecho y otra en el tórax que posteriormente resultaron siendo letales. El hombre de 28 años pereció al día siguiente en una clínica en Cartagena.
Antes del deceso, cuando acababan de acuchillar a Ronald, en el pueblo se regó el rumor de que un joven, tercero de cuatro hermanos de la familia Cuadrado Romero, era quien, supuestamente, había agredido a Ronald.
“Al día siguiente a las 5 de la tarde, luego que el muchacho acuchillado muriera, varias personas se fueron a la casa de mi familia -los Cuadrado Romero- en busca de venganza, sin comprobar si era cierto o falso el rumor de que uno de mis parientes era quien había agredido a la víctima. Partieron todo y se robaron muchas cosas, destrozaron todo.
“En ese momento los que viven en la casa no estaban allí, porque ante los rumores se habían ido a la estación de la Policía a aclarar la situación. Quienes partieron todo en la casa, luego se marcharon como si nada, cuando supieron que el -presunto- asesino se había entregado a la Policía y que era otra persona. Nos saquearon la casa por un lío ajeno a nosotros, por un rumor”, indicó el mismo integrante de la familia a la que le saquearon la vivienda.
Esta misma persona contó que sus parientes abandonaron Santa Rosa de Lima por temor a algún ataque, y que no han podido ver por sus propios ojos el estado en el que quedó la vivienda. Por ello, pidieron apoyo a las autoridades para que todo se aclare y evitar que cuando regresen a su pueblo natal, sean posibles blancos de represalias.
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