Extensa vegetación, un lugar caluroso frente al mar y un lago junto a la estación de la Policía, en área rural del sector turístico de Manzanillo del Mar. La zona está a solo cinco minutos del casco urbano de Cartagena, por carretera, y cerca de allí la Policía hace quemas de droga incautada.
Es 8 de septiembre de 2014. Varios investigadores de la Sijín, bajo la coordinación de la Fiscalía General de la Nación, buscan cualquier rastro de Kellys Zapateiro Guzmán. El sitio está acordonado y, por varias horas, los funcionarios hacen un arduo trabajo en un área de 27 metros cuadrados. Iris Guzmán, madre de Kellys, está presente y observa, con detenimiento, las labores, mientras la constriñen las ansias y el dolor.
Investigadores de la Sijín rastrean restos óseos, prendas de vestir o cualquier otro elemento que dé detalles de la suerte de la embarazada, quien fue asesinada el 11 de julio del mismo año.
Por el crimen están encarcelados el expatrullero, Andrés Díaz Zabaleta, quien laboraba en la citada estación de policía; y su compañera sentimental, Josefa Cardona Ortega.
Ya en el lugar habían encontrado el brazo izquierdo de la víctima y otros restos óseos calcinados. Ahora, las autoridades quieren hallar el cráneo. Las investigaciones de la Fiscalía, lideradas por el fiscal Primero Especializado, Pedro Díaz Pacheco, indican que la mujer, de 28 años, habría sido asesinada de un balazo en la cabeza y que le extrajeron, con una cuchilla en hoja, el bebé que llevaba en sus entrañas. Luego, la desmembraron y quemaron los restos. Una de las evidencias que indica que a Kellys la mataron de un balazo, es el hallazgo (el 12 de julio de 2014) de una vainilla dorada de una bala calibre 9 milímetros.
La Fiscalía comprobó que esa vainilla fue accionada por una de las 16 pistolas del armerillo de la Estación de la Policía en Manzanillo del Mar.
Luego de varias horas de labores, los investigadores hallan otros rastros de Kellys: un arete y un retazo de tela quemada de color verde, la misma tela del vestido que llevaba Kellys el día que desapareció.
Lo reconoce
Al ver el arete, Iris Guzmán lo reconoce. “Lo que es del hijo de uno, uno lo conoce de inmediato. Por eso, cuando vi el arete supe que era de Kellys. Creo que se lo regaló Yeimi, una de sus hermanas, que era la que siempre le regalaba accesorios”, dice Iris.
Pese a los esfuerzos, los investigadores no logran hallar el cráneo, con el que se comprobaría la hipótesis de que Kellys fue asesinada de un balazo en la cabeza y que su verdugo lo escondió para evitar que las autoridades corroboraran dichas inferencias.
Hoy, más de un año después del crimen, el cráneo aún no aparece y algunos creen que pudo ser escondido en inmediaciones de un lago cercano a la estación. Sospechan eso, porque el día del hecho un colega del uniformado indicó que vio a Andrés con la ropa húmeda y que, además, tenía una actitud un poco nerviosa.
Andrés y Josefa no han hablado respecto al tema. Aunque son muchas las pruebas que tiene la Fiscalía para indicar que serían los responsables del macabro crimen, y que presuntamente querían quedarse con el bebé de Kellys, han sostenido su inocencia durante el proceso de juzgamiento: “Soy inocente”, gritó Josefa a los medios de comunicación el 17 de julio de 2014, al salir de la audiencia en la que un juez de Garantías la aseguró con cárcel. Andrés, por su parte, no se ha pronunciado y no aceptó los cargos.
Noches de llanto
“Lo que hicieron fue horrible. Yo les digo a sus abogados: ‘pónganse en mi lugar. ¿Cómo estarían ustedes si alguien les hubiese hecho lo que me hicieron, cómo se sentirían?’. El hijo mayor de Kellys -de 4 años- no puede dormir en las noches. Se despierta llorando y pide que lo lleven a ver a su mamá. Tiene problemas cardíacos y, además, está en un proceso con una psicóloga. El menor, el que le sacaron de la barriga esos miserables, tuvo problemas pulmonares y no disfrutó del cariño de su mamá. Además, cuando esa Josefa lo llevó a la clínica diciendo que lo acababa de parir en su casa, tenía heridas. El bebé tenía cortadas en los brazos y las piernas, en las costillas y en una mano, que creemos se las hicieron con la cuchilla, cuando lo sacaban de la barriga de Kellys. También tenía un moretón en un ojo, no sé si fue que lo golpearon”, relata Iris, con gestos de rabia y dolor.
Preparación para el juicio
Pero la justicia está por actuar y el caso pronto llegará a su etapa final. El 29 de julio pasado se hizo la audiencia preparatoria (diligencia que antecede al juicio oral) contra Andrés y Josefa, quienes permanecen prisioneros en cárceles en Atlántico, tras ser acusados de homicidio agravado, desaparición forzada y secuestro. En la audiencia preparatoria, la Fiscalía incluyó como pruebas para el juicio el resultado de ADN de las muestras de sangre tomadas con cinco escobillones a un machete, una pala, una varilla de metal, una cuchilla en hoja y unos guantes de látex. Se comprobó que esa sangre es la de Kellys (la compararon con las muestras tomadas del brazo cercenado de la víctima) y por ello se refuerza la teoría de que todos estos elementos encontrados junto a la estación en Manzanillo del Mar fueron utilizados en el crimen de la embarazada. La jueza Especializada de Descongestión que lleva el caso, aceptó estos resultados como pruebas para el juicio, igual que más de una treintena de testigos que tiene la Fiscalía contra Josefa y Andrés, y más de 30 folios, documentos y archivos de audio y video.
El abogado de Josefa, Alfredo Young, presentó como prueba un documento en el que se ve el resultado de una ecografía, en el que indica que ella, a la fecha del 23 de abril de 2014, meses antes del crimen de Kellys, tenía 18 semanas de gestación. Es decir, que habría estado embarazada.
Pese a ello, los parientes de Kellys no creen tal cosa, pues dicen que hace varios años Josefa se desconectó para no tener más hijos. La Fiscalía apeló esa prueba y luego la jueza inadmitió el documento para el juicio. Aun así, aceptó que en la diligencia declare el ginecólogo que practicó la ecografía. Indicó que quería ver qué es lo que pretende Young para armar la defensa de su apoderada (Josefa), teniendo en cuenta el testimonio del médico. “En un hipotético caso de que esa prueba fuese verdadera, eso no quita ni pone, porque nada tiene que ver con el crimen de Kellys”, dice Enrique Del Río, abogado de la familia de Zapateiro.
En la audiencia preparatoria (que había sido aplazada siete veces, por excusas de los abogados de los procesados), el defensor de Andrés pidió que se excluyera como prueba la historia clínica de Josefa en la clínica Maternidad Rafael Calvo. En esta consta la entrada de Josefa al centro médico, como supuesta embarazada, el 11 de julio de 2014; y también su llegada al lugar, al día siguiente, con el hijo de Kellys.
Además, el documento registra los exámenes médicos que le hicieron a Josefa, los que señalan que no estuvo embarazada y que no era la madre del hijo de Kellys. “A la historia médica había que hacerle un seguimiento y obtenerla con el permiso de un juez de Garantías, y eso no se hizo”, justificó la juzgadora para inadmitir la historia médica. Empero, Enrique Del Río indicó que esa inadmisión no afecta el proceso, pues “hay suficientes pruebas que incriminan a los acusados”, dice.
“Este proceso ha sido muy duro, pero aquí estaremos al pie del cañón hasta que se haga justicia. Eso que Andrés y Josefa hicieron no se perdona, que le pidan perdón a Dios. Queremos que sean castigados y que también digan la verdad. Que digan por qué le hicieron eso a mi hija, si era que querían vender al bebé o qué”, dice Iris Guzmán.
Algunos rumores indicaban que Andrés Díaz tendría intenciones de romper su silencio y de revelar que él y solo él sería el responsable del hecho, dejando así libre de toda culpa a su compañera sentimental, Josefa Cardona. No obstante, tal cosa no fue manifestada por sus abogados ante la Fiscalía o ante la jueza que lleva el caso y quedó solo como un rumor. El juicio final está cerca y la escabrosa historia de Kellys, Josefa y Andrés tendrá desenlace.
Comentarios ()