“Lo que puedas hacer hoy, no lo dejes para mañana”. Eso fue lo que decidió el lunes Alberto Rafael Reyes Castillo. Ese día lo tenía programado para descansar.
Sin embargo, en la mañana llamó a su socio de trabajo José Álvarez y le dijo que no se quedaría en casa. Luego, se fue a terminar unos detalles que quedaron pendientes en un kiosco de palma que construyeron en la finca Chiquito, que está en el sector Bangañito, en área rural de Arjona.
“Le dije que descansara, que eso lo hacíamos el martes, pero no quiso y se fue para la finca”, explicó José. La decisión resultó fatal. La mala hora aguardaba por Reyes Castillo en esa finca. Un rayo lo mató y le causó quemaduras a uno de los dueños de la finca, que se llama Alfredo.
El padre de este último, Luis Pájaro, también resultó lesionado en el hecho. Alberto era el cuarto de ocho hermanos. Vivía en la Calle del Coco del sector La Cruz, en Arjona, junto a su madre y una hermana. Deja dos hijas y estaba separado de su mujer.
“Era un buen hombre y se le medía a cualquier trabajo honesto. El sábado, Alberto cumplió 54 años, pero no celebró. Se la pasó trabajando.
El domingo vio a sus dos hijas. Las fue a visitar cuando estas atendían un negocio que tienen. El lunes, a las 9 a. m., se fue a la finca en la que construía el kiosco. Poco antes de las 5 de la tarde, empezó a llover.
El kiosco estaba casi listo y Alberto se refugió en este. Dentro también estaban el dueño de la finca, Luis Pájaro, y su hijo Alfredo. “Yo me acababa de pasarme al kiosco viejo cuando empezó a llover. Tronaba y ahí fue cuando mi papá -Luis- le dijo a Alberto que soltara el celular que tenía en la mano. En ese momento, un rayó cayó sobre el kiosco, lo atravesó y luego alcanzó a Alberto y lo mató en el acto. También le causó quemaduras a Alfredo en un brazo y el abdomen.
El rayo destrozó uno de los parales principales de madera y esto provocó que parte del kiosco se desplomara”, contó uno de los dueños de la finca. Uno de los listones de madera que se desplomaron le cayó a Luis Pájaro, quien sufrió golpes leves en cabeza y espalda. Alfredo y Luis fueron llevados a la Clínica Madre bernarda en Cartagena, donde pocas horas después les dieron de alta. Los parientes de Alberto están adoloridos.
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