La mujer de Nicolás Antonio Berrío Pérez estaba en su casa con sus tres hijas, de 4, 6 y 8 años, cuando un sujeto llegó a buscar a su marido. El desconocido le dijo que Nicolás le iba a vender unos zapatos, pero la mujer le explicó que este no se encontraba. El desconocido se marchó en una moto de color rojo, y solo 20 minutos después a la mujer llegaron a decirle que a Nicolás lo acababan de matar a dos cuadras de su casa, en el barrio Antonio José de Sucre.
Faltaba poco para que el reloj marcara las 7 de la noche y testigos del hecho indicaron que fue el parrillero de una moto quien mató a balazos a Berrío Pérez, quien incumplió la medida de prisión domiciliaria que tenía, pues cuando lo asesinaron estaba fuera de su vivienda. La Policía señaló que la víctima tenía dicha medida por un proceso en su contra por porte ilegal de armas de fuego o municiones. Sus parientes también confirmaron que estuvo preso por el delito de homicidio, pero aseveran que no tuvo que ver con tal hecho, que era inocente.
Las autoridades investigan si el crimen tiene que ver con el proceso que adelantaban contra Berrío, mientras que los familiares de este indicaron que un sujeto con el que tuvo una riña y quien le cortó una oreja de una cuchillada, sería quien estaría tras el asesinato de Nicolás Antonio.
Cervezas y sangre
Berrío Pérez tenía 31 años y vivía en la calle El Libertador, en el barrio Sucre (junto a Henequén). Nació en El Carmen de Bolívar, pero desde muy pequeño lo trajeron a Cartagena, donde se crió.
Berrío tenía casa por cárcel por porte ilegal de armas. “El único problema que tenía fue con un hombre con el que se peleó hace un año, que vive en El Campestre. Estaban discutiendo y el hombre tomó un cuchillo y le cortó una oreja a Nicolás. Fuera de eso, lo amenazó y le dijo que como lo viera otra vez lo iba a matar. Por esas amenazas, Nicolás se compró un arma de fuego. Fue ahí cuando lo capturaron por el delito de porte ilegal de armas de fuego, ya que le encontraron esa arma que tenía para protegerse en caso que le fuera a cumplir la amenaza”, explicó la hermana del difunto.
Dicen que el sábado, Nicolás Berrío salió, incumpliendo la medida que tenía, y se sentó junto a una tienda que está a dos cuadras de su casa, de nombre El Triunfo. “Se estaba tomando unas cervezas él solo porque casi no tenía plata. Estaba de espaldas cuando dos hombres en una moto llegaron. El parrillero lo llamó por su nombre y cuando Nicolás volteó le dio tres balazos en la cabeza, y lo mató enseguida. Lo cogió a traición”, relató la misma familiar de Berrío. Nicolás quedó muerto en la silla en la que estaba.
El pistolero corrió a la moto en la que lo esperaba su compinche, pero los delincuentes se vieron en problemas cuando el vehículo de dos ruedas en el que llegaron no arrancaba. Luego de varios intentos, la moto funcionó y los agresores huyeron. Dicen que el parrillero llevaba un suéter blanco puesto y que solo unas cuadras después se lo quitó y se puso otro, de color azul. La Policía hizo operativos para atrapar a los delincuentes, pero estos escaparon. La institución investiga los móviles del crimen.
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