Para Lorena Torres Chamorro no hubo celebración en el Día de las Madres, solo luto, lágrimas y dolor. En un abrir y cerrar de ojos, perdió a la luz de sus ojos, a su único hijo.
Brayan David, de 14 años y quien llevaba los apellidos de su progenitora, pereció en la Clínica General del Caribe luego de luchar contra las lesiones que sufrió en un accidente. Un golpe en la cabeza resultó letal para él. Desde entonces, Lorena no para de llorar.
Lejos de su tierra
El menor de 14 años vivía junto a su madre en el barrio Ciudadela La Paz, en El Carmen de Bolívar, la tierra que un día lo vio nacer. “Su madre era todo para él, y él era todo para su madre. Ella fue quien lo crió y le dio hasta sus apellidos. Lo levantó con esfuerzo, con el dinero que gana haciendo trabajos de costura”, relató un pariente de Lorena.
La vida de Brayan era normal: hacía octavo grado en un colegio en El Carmen de Bolívar y sus parientes comentan que no tenía problemas de ninguna clase. Tampoco diferencias con su madre.
Lo que no saben es qué pretendía el viernes de la semana pasada, cuando salió de su casa a las 10 de la mañana. No dijo para dónde iba, solo partió.
Testigos contaron a su familia que antes de las 2 de la tarde lo vieron subir a una tractomula, para viajar en “chance”.
“No sabemos si fue que se montó en la parte de atrás, algunos nos dicen que iban para Barranquilla, pero no sabemos a qué. El caso es que cuando iba por San Juan Nepomuceno -por la carretera Troncal de Occidente- cayó del vehículo y se golpeó la cabeza. Una ambulancia lo recogió y lo llevó al hospital local de San Juan Nepomuceno. De allá fue que llamaron a El Carmen -a las 3 de la tarde- para avisar lo que le había pasado”, relató el mismo pariente de la madre de Brayan.
El lesionado fue remitido a Cartagena, a la Clínica General del Caribe, a donde ingresó a las 7 de la noche del mismo viernes. Allí entró a la Unidad de Cuidados Intensivos, pues el golpe que sufrió en la cabeza le causó un fractura en el cráneo. Allá llegó su madre.
“Niño, quién soy yo”, le preguntó Lorena a su hijo al verlo postrado en una camilla. “Ay, quién puedes ser, mi mamá”, le respondió Brayan. Esas fueron las últimas palabras que Lorena escuchó a viva voz de su único retoño.
El estado del menor empeoró al día siguiente, pese a los esfuerzos que hicieron los médicos para mantenerlo con vida. El sábado, a las 11 de la noche, un día después de sufrir la caída de la tractomula, Brayan perdió la batalla que libraba contra la muerte y partió. Su madre está destrozada. Ayer no recibió felicitaciones, solo pésames.
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